La TDT: la televisión del futuro incierto
Los inicios de la Televisión Digital Terrestre en España no fueron muy alentadores. Una nueva tecnología impuesta por el Gobierno llegaba para sustituir a la señal analógica. El cambio a la era digital no tenía marcha atrás y todos los ciudadanos debían adaptarse sí o sí al nuevo sistema para poder ver la televisión. En agosto del año pasado, el 70% de los hogares españoles recibían la señal digital de manera deficiente, mientras que muchas zonas rurales ni la recibían.
La TDT es el resultado de la aplicación de la tecnología digital a la señal de televisión, para luego transmitirla por medio de ondas hercianas terrestres, es decir, aquellas que se transmiten por la atmósfera sin necesidad de cable o satélite y se reciben por medio de antenas UHF convencionales. Para el director de Astra, Luis Sahún, el modelo de cobertura propuesto por el Gobierno supondrá un coste de "1.000 millones de euros en los diez próximos años, frente a poco menos de 45 millones de euros que costaría a través de la tecnología satelital en el mismo periodo de tiempo".
El Ministerio de Industria ha anunciado que el próximo 1 de marzo algunos operadores deberán mudarse del multiplex –espacio en el que se pueden emitir varios canales- para liberalizar el dividendo digital - frecuencias libres desde el apagón analógico que se destinarán a las comunicaciones móviles-, por lo que habrá que resintonizar los descodificadores para continuar viendo todos los canales de TDT. Se trata de la primera fase contemplada en el Boletín Oficial del Estado (BOE) mediante la cual el Gobierno quiere liberar parte del espectro radioeléctrico.
En concreto, los operadores que actualmente emiten en el múltiplex 66 tendrán que abandonarlo para compartir de manera igualitaria la capacidad de los múltiplex digitales asociados a los canales radioeléctricos 67, 68 y 69. En relación a este asunto, Industria señala que los operadores deberán alcanzar un nivel de cobertura de, al menos, el 96 % de la población.
Más canales, mismos contenidos
Esta tecnología se presentó a la ciudadanía como la televisión del futuro, como una auténtica revolución del mercado. Sin embargo, la diferencia con la televisión analógica reside solamente en que contiene un mayor número de canales y una mejor calidad de imagen. Respecto a la calidad de imagen, que es similar al DVD, podríamos decir que también existen problemas, pues al estar formada por códigos binarios (0 y 1) o se ve o no se ve, es decir, no se puede 'medio ver´ como ocurría con la analógica. Esto quiere decir que, por ejemplo, ante problemas meteorológicos como fuertes vientos o tormentas la señal se puede perder por completo sin posibilidad de hacer nada para ver la televisión. Con la TDT los telespectadores cuentan con una mayor oferta televisiva, pero analizando la programación vemos que la calidad de los contenidos sigue siendo la misma que cuando se emitían por analógico. Es decir, la pluralidad informativa no existe y los programas siguen siendo los mismos que antes.
Modelo anticuado
Uno de los errores más significativos de esta nueva tecnología podría seguir el momento de su nacimiento. Estamos en la época en donde se está imponiendo paulatinamente la idea de que el telespectador acabará viendo la televisión cuando quiera, como quiera y donde quiera. Es decir, él será su propio programador y decidirá lo que ve y lo que no. Sin embargo, el tipo de consumo de la TDT es el mismo que el de nuestra antigua televisión analógica -lo que decida el programador-
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