Jardín de las Delicias 2024: un encuentro de generaciones y emociones

Jardín de las Delicias 2024: un encuentro de generaciones y emociones

Bajo el cielo nublado de septiembre, las luces del Festival Jardín de las Delicias 2024 iluminaban como luciérnagas el cielo en Cantarranas. Si algo quedó claro desde el primer acorde, es que este no era un festival cualquiera: era un puente entre generaciones, un lugar donde los recuerdos y la música se tejían como en una fiesta familiar, en la que no faltaba nadie. El viernes arrancaba con fuerza, con Coti, cuyas canciones como "Nada fue un error" resonaban entre la multitud como un mantra compartido, recordándonos que, al menos en este jardín, todo lo que sucedía era más que acertado.

Le siguieron Luis Fercán, Besmaya y Marlon, calentando motores antes de la verdadera traca final de la noche. Y, cuando las agujas del reloj marcaron la medianoche, llegó el turno de Hombres G y La La Love You, bajo esa lluvia que, lejos de apagar el ánimo, lo encendía aún más. Porque, ¿quién podría resistirse a corear "Devuélveme a mi chica"?, sin importar si la habían cantado en la época del walkman o la descubrieron en una playlist de Spotify. O “El fin del mundo” mientras el cielo lloraba sobre nosotros Y, qué ironía, porque en ese preciso momento parecía que, aunque el cielo se oscureciera, todo lo que importaba era esa sensación de alegría compartida compartida, como si el mundo entero pudiera caerse a pedazos, y a nosotros nos diera igual. A cada gota, se evaporaba el cansancio y se acrecentaba la euforia.

Pero si el viernes fue una celebración, el sábado no se quedó atrás. El escenario se llenó de talento joven y veterano, dando espacio a todos. Inazio, Hey Kid y Malmö 040 abrieron la jornada con una energía que electrizaba el ambiente, antes de que llegaran los acordes más nostálgicos. Andy y Lucas, con su "Son de amores", nos hicieron recordar esas épocas de inocencia, y Beret, con su desgarradora "Lo siento", puso la piel de gallina a más de uno, evocando amores rotos y promesas incumplidas.

La emoción seguía creciendo cuando La Oreja de Van Gogh tomó el escenario. Las voces de la multitud se unieron para cantar "Rosas", como si el tiempo no hubiera pasado, como si todos fuéramos aquellos adolescentes de antes, perdidos en el vaivén de la vida. Y después, la intensidad subió aún más con Viva Suecia, que nos regaló una tormenta de emociones con temas como "Lo que te mereces", preparándonos para la gran despedida a cargo de Taburete, que con su "Sirenas" puso el broche de oro a una jornada épica.

Sin embargo, este festival fue mucho más que su cartel de lujo. La magia también la puso el DJ entre los conciertos, que parecía haber estado leyendo nuestra mente. Cada pausa entre artistas era una sorpresa musical. Sonaron esas canciones que deseábamos escuchar, de esos otros artistas que, por razones misteriosas, no estaban en el cartel, pero cuyos ecos resonaban en el aire como si también formaran parte del jardín. ¿Quién no bailó cuando sonó "Marta, Sebas, Guille y los demás" o "Cómo si fueras a morir mañana"? Era como si el DJ supiera exactamente lo que necesitábamos, y nos lo sirviera en bandeja.

El Jardín de las Delicias 2024 no fue solo un festival de música, fue una experiencia completa. La puesta en escena era sencillamente espectacular. Había algo casi mágico en el ambiente, como si estuviéramos dentro de un cuento de hadas contemporáneo. Las luces, la escenografía, los colores que cubrían todo el recinto creaban una atmósfera como nunca vista en otro festival. Era imposible no sentir que estábamos en un lugar especial, un rincón del mundo donde, por unos días, todo cobraba un sentido diferente.

Y si la música y la estética no fueran suficientes, el festival también destacó por su oferta gastronómica y comercial. Food trucks con una variedad impresionante, desde burgers gourmet hasta opciones vegetarianas y veganas, haciendo que cada bocado fuera una pequeña fiesta. Stands de pequeños comercios ofrecían desde accesorios hechos a mano hasta ropa única, y el sinfín de actividades disponibles aseguraba que nadie quisiera abandonar el jardín. Desde zonas de descanso con pufs gigantes, hasta áreas interactivas para juegos y experiencias sensoriales, el festival era un lugar del que no querías salir.

Inazio - El Jardín de las Delicias 2024En el Jardín de las Delicias, convivieron la generación que vio despegar a Hombres G, adolescentes y treintañeros, cada uno con sus canciones en el corazón, pero todos unidos por la música. Fue un festival que no conocía de edades, donde los recuerdos y las nuevas vivencias se entrelazaban, y donde cada persona encontró su propio rincón de felicidad. Y, al final del festival, todos supimos que este jardín quedaría para siempre en la memoria, como uno de esos momentos que ni la lluvia puede borrar.

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