El PSOE de Alcorcón da su apoyo a Cascallana

La Agrupación Socialista de Alcorcón ha manifestado hoy su apoyo y solidaridad con el senador por Madrid y exalcalde de Alcorcoón, Enrique Cascallana, y ha condenado "la política de persecución efectuada por parte del Partido Popular".

Así lo manifiesta en un comunicado la secretaria general de los socialistas de Alcorcón, Natalia de Andrés, después de que la Guardia Civil denunciara a Cascallana por negarse a facilitar su identificación y por llamar 'franquistas' a dos agentes durante una concentración no autorizada en defensa de la sanidad pública ayer en Humanes.

Para De Andrés, "es obvio que la única explicación de esta obsesión del PP hacia Cascallana es que se trata de un político relevante en el Partido Socialista de Madrid y, por ello, el PP centra todos sus esfuerzos en intentar dañar la imagen de quien ha sido un alcalde referente en esta ciudad".

Además, ha calificado de "sarcástico" el hecho de que el PP de Alcorcón "se atreva a pedir la dimisión de aquellos que defienden la sanidad pública madrileña pero no de los que la privatizan". Según la secretaria socialista, "quien debería dimitir es David Pérez por apoyar con su voto en la Asamblea de Madrid esta privatización que implica un serio perjuicio a los madrileños".

Ha subrayado que "el PP debería analizar si su partido cumple unos mínimos éticos para poder atreverse a juzgar a los demás" y ha recomendado al PP "que abandone su agresiva campaña difamatoria y dedique ese esfuerzo a solucionar los graves problemas que padece en la actualidad y que están generando un serio descrédito a este partido".

El PSOE de Alcorcón responde así al comunicado en el que el Partido Popular de la localidad exigía ayer la "dimisión inmediata" de todos sus cargos al senador del PSOE tras conocer el incidente y criticaba "la lamentable actitud del exalcalde socialista de Alcorcón".

Por su parte, Cascallana tildó de "totalmente falso" que hubiera insultado a ningún agente y se hubiera negado a identificarse, y aseguró que el guardia civil tuvo su "carné de senador en la mano", sin haberle comunicado su intención de interponer denuncia alguna.