Curiosity capta impresionantes nubes iridiscentes en el cielo de Marte
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El rover Curiosity de la NASA ha captado un nuevo conjunto de imágenes de nubes noctilucentes en el cielo marciano. Las fotografías, tomadas el pasado 17 de enero, muestran formaciones de color rojo y verde desplazándose por la atmósfera del planeta, iluminadas por la luz dispersa del sol poniente.
Estas nubes, denominadas crepusculares o noctilucentes, aparecen al atardecer y son demasiado tenues para ser vistas a la luz del día. En ocasiones, producen un efecto de iridiscencia, lo que les da el nombre de "nubes nácar", un fenómeno que hasta ahora solo se ha observado en las nubes de dióxido de carbono de altas altitudes.
La composición de las nubes marcianas
Las nubes en Marte pueden estar compuestas de hielo de agua o, en altitudes más elevadas y temperaturas más frías, de hielo de dióxido de carbono. La atmósfera del planeta rojo contiene más de un 95% de dióxido de carbono, y solo este tipo de nubes han mostrado el fenómeno de la iridiscencia, visible en la parte superior de las nuevas imágenes a altitudes de entre 60 y 80 kilómetros.
En las imágenes captadas por Curiosity, también se pueden ver columnas blancas que caen a través de la atmósfera y viajan hasta 50 kilómetros antes de evaporarse por el aumento de temperatura. En la parte inferior de las fotografías, aparecen brevemente nubes de hielo de agua moviéndose en dirección contraria a unos 50 kilómetros sobre el rover.
Un fenómeno observado desde 1997
Las nubes crepusculares en Marte fueron detectadas por primera vez en 1997 por la misión Pathfinder de la NASA. Sin embargo, Curiosity no logró captarlas hasta 2019, cuando tomó sus primeras imágenes de nubes iridiscentes. Este es ya el cuarto año marciano en el que el rover observa este fenómeno, que ocurre al inicio del otoño en el hemisferio sur.
Mark Lemmon, científico atmosférico del Space Science Institute en Boulder, Colorado, ha liderado un estudio publicado en Geophysical Research Letters, donde analiza las dos primeras temporadas de observaciones de nubes crepusculares de Curiosity. Según Lemmon, estas nubes aparecen con tal precisión estacional que el equipo puede planificar con anticipación la toma de imágenes.
El misterio de las nubes de dióxido de carbono
Una incógnita que los científicos aún intentan resolver es por qué estas nubes crepusculares de hielo de dióxido de carbono no han sido observadas en otras regiones del planeta. Mientras que Curiosity, ubicado en el Monte Sharp, dentro del cráter Gale, ha captado estas nubes de forma regular, ni el rover Perseverance, que opera en el cráter Jezero, ni otras misiones han registrado este fenómeno en otras zonas de Marte.
Lemmon y su equipo sospechan que ciertas regiones del planeta rojo favorecen la formación de estas nubes debido a fenómenos atmosféricos aún no del todo comprendidos. Una posible explicación serían las ondas de gravedad, perturbaciones en la atmósfera que pueden provocar un enfriamiento localizado. "No se esperaba que el dióxido de carbono se condensara en hielo aquí, por lo que algo lo está enfriando hasta el punto de que podría suceder", explicó Lemmon.
Los últimos avances de Curiosity en Marte
Las nuevas imágenes de nubes crepusculares fueron captadas por la Mastcam de Curiosity, su principal sistema de cámaras. La peculiaridad de las fotografías es que aparecen enmarcadas en un círculo parcialmente abierto, debido a que una de las cámaras tiene una rueda de filtros atascada entre posiciones. A pesar de ello, el equipo del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA en California sigue utilizando tanto esta cámara como su versión de mayor resolución para capturar imágenes en color.
Además de estudiar la atmósfera, Curiosity sigue explorando la superficie marciana. Tras finalizar la investigación en el canal Gediz Vallis, el rover se dirige ahora a una nueva zona caracterizada por fracturas en el suelo formadas por aguas subterráneas, que vistas desde el espacio parecen telarañas gigantes.
Recientemente, el rover también analizó un cráter de impacto de 20 metros de diámetro, apodado "Cañón Rústico". A pesar de su tamaño, es un cráter poco profundo y erosionado, lo que indica que se formó hace millones de años.
Uno de los principales objetivos de estas investigaciones es determinar si los cráteres de impacto pueden exponer materiales enterrados que hayan conservado moléculas orgánicas, las cuales podrían ofrecer pistas sobre la posibilidad de vida microbiana en Marte hace miles de millones de años.
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