American Hustle
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En el filme American Hustle confluyen algunos de los grandes temas de Hollywood, el cine de chantajes o robos y las triquiñuelas de pareja, todo ello aderezado con humor actual. Es decir, con dosis de mala baba y denuncia de los abusos de los políticos.
En su peculiar caracterización y brillante trabajo comparte la pantalla con Bradley Cooper, Jennifer Lawrence y sobre todo, Amy Adams (sigue aumentado su credibilidad interpretativa al mismo nivel que su sugerente escote) como pelirroja al viejo estilo exuberante y peligroso, nos muestran la historia de unos personajes enrolados en el puro ejercicio de la estafa y la mentira. Adentrando al público a vivir aventuras junto al FBI, los políticos y mafiosos, además de cotillear con respeto los cambios metabólicos de los intérpretes.
Entramos en el famoso Club, no de Dallas, más bien de aquellos recordados Timadores (de Stephen Frears).
Todo lo perdido en drogas por McConaughey, parece haber alimentado la cuenta calórica de Bale y sus ajustes de cuentas. Sin embargo, el Lobo y el vaquero parecen ser los favoritos para el Oscar.
Dirigida por David O. Russell (El lado bueno de las cosas o Tres Reyes), da forma a un guion con sub-tramas posiblemente más interesantes que la principal, pero convertidas en balsas de aceite generadas por un montaje reiterativo y efectista. Es curioso que la única historia de sus películas, The Fighter es la más interesante, no haya sido adaptado por el director neoyorkino.
En su rincón, un peso pesado como un Toro Salvaje, contempla en la oscuridad el desfalco y engorde de su pupilo Bale. Al margen de este cuadrilátero de figuras despedazándose sin guantes, sólo a base de adelgazar carteras. O mejor dicho maletines.
Una especie de ring de Infiltrados, pero que no llegan al nivel demostrado por Martin Scorsese, sobre todo, por los excesos visuales y primeros planos que jalonan el metraje algo sobrepasado.
Toda estafa tiene sus beneficios y sus contraindicaciones, como ocurre con American Hustle.
Interpretaciones muy acertadas, con sorpresas que no aparecen en los créditos, un golpe con interés creciente y relaciones tormentosas son los ingredientes más destacables. La elegancia de los ladrones de guante blanco y sus fiestas, esconden con su fachada el sarcasmo feroz y la estrategia oculta.
Confrontaciones sexuales sin sexo explícito, pero siempre presente... curioso. La aparición del escote vertiginoso de la mujer con encanto arrebatador y broncas de lenguas afiladas, riñas de ring convertido en lavabo. Y ver sufrir a los políticos también tiene su encanto, engañados con malas artes a la llamada de los beneficios inmobiliarios. Buena la participación de Jeremy Renner y Louis C.K.
Por contra, no me agrada el movimiento cercano al divismo de la cámara.
Acelerando y parando la trama, al ritmo de su banda sonora acoplada como saltos de aguja incompletos, en una especie de karaoke público de 15 segundos la canción. La cercanía de planos y encuadres originales, que cansan más que complementan, en una especie de comercial o musical mutilado.
El aspecto universal de las finanzas, ha convertido todos los trapicheos desde América a cualquier otro lugar, en un ofrecimiento de maletines. El dar por el prometer. El baile del dinero entre corazones engañados, grandes corporaciones constructoras y la estimable mafia controlando. La policía no es tonta, pero los hay más listos.
En esta fiesta, los invitados son los políticos... y el postre.
Buscar el lado corrupto del sujeto que sirve a los que les ofrecen los votos y el dinero, untar el ego del policía para que no olvide que puede ser objeto de la risión y alimentar el lado oscuro de la mente femenina en el campo de batalla.
En American Hustle hay mucho ruido ambiental, cuando lo verdaderamente importante es la trama poderosa sin gas, con la fuerza no bien enfocada o filmada. Y fantasmal, recuperando a los viejos mafiosos de antaño y desposeyéndoles de los tics desajustados.
Quizás por la simpatía al mafioso, se le quiera entregar un premio gordo. Pero me parecería excesivo, nunca al nivel de Wall Street y sus desfalcos a gran escala.
O. Russell ha querido filmar su Infiltrados particular, pero este año este terreno lo ocupa el gran Lobo.
Música y montaje desbaratan la excelencia del golpe.
Mr. Scorsese sonríe desde su esquina silenciosa.
Pues sus mafiosos, son mucho más chistosos.
*** Buena ***
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