El Papa Francisco ensalza la dignidad humana por encima de los intereses económicos en Estrasburgo

El Papa Francisco ensalza la dignidad humana por encima de los intereses económicos en Estrasburgo

En un viaje relámpago el pasado martes a Estrasburgo, el Papa Francisco se dirigió al Parlamento Europeo con un discurso en el que animó a no perder el rumbo esencial: "construir juntos la Europa que no gire en torno a la economía sino a la sacralidad de la persona humana".

Solo los diputados españoles de Izquierda Unida abandonaron la sala, mientras que el resto de parlamentarios, incluyendo los representantes de Podemos, los socialistas o los ecologistas, elogiaron las palabras del Pontífice.

Tal y como hizo Juan Pablo II en su discurso de 1988 expresó delante de la Eurocámara los problemas y la dura realidad de los países del Este, Francisco recordó que las instituciones políticas están al servicio de las personas y no de los intereses económicos.

El Papa expuso ante los 751 eurodiputados de 28 países y los presidentes de las demás instituciones – Comisión Europea, Consejo Europeo y Consejo de la Unión Europea – un "mensaje de esperanza y aliento, basado en la confianza de que las dificultades pueden convertirse en fuertes promotoras de unidad para vencer todos los miedos".

Muy directo en su mensaje, Francisco entró en materia directamente recordando que "en el centro de este ambicioso proyecto político se encontraba la confianza en el hombre, no tanto como ciudadano o sujeto económico, sino en el hombre como persona dotada de una dignidad trascendente".

Uno de los puntos más emotivos de su discurso se centró en la "dignidad trascendente del hombre, su innata capacidad de distinguir el bien del mal, esa "brújula" inscrita en nuestros corazones y que Dios ha impreso en el universo creado", mirando al hombre "no como un absoluto, sino como un ser relacional" para superar el drama de la soledad, propia de quién no tiene lazo alguno" ha dicho.

En su discurso también hablo sobre la "cultura del descarte", afirmando que "cuando la vida ya no sirve a dicho mecanismo se la descarta sin tantos reparos, como en el caso de los enfermos terminales, de los ancianos abandonados y sin atenciones, o de los niños asesinados antes de nacer".

Otros puntos de su mensaje fueron temas como las persecuciones religiosas, la familia, el respeto a la naturaleza o la cuestión migratoria, dónde afirmó que "no se puede tolerar que el Mar Mediterráneo se convierta en un gran cementerio. En las barcazas que llegan cotidianamente a las costas europeas hay hombres y mujeres que necesitan acogida y ayuda".

El discurso de casi una hora finalizó con una larguísima ovación por parte de todos lo eurodiputados.

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