Nuria Barrios se adentra en lo más oscuro de la vida con 'Ocho centímetros'
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"El dolor no tiene voz, pero, cuando encuentra una, comienza a contar una historia". Esta cita de Elaine Scarry que abre el libro de relatos de Nuria Barrios, 'Ocho centímetros', da cuenta de lo que encierran sus páginas, una lectura intensa y bella sobre el dolor como parte de la vida.
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Publicado por Páginas de Espuma, el título del libro, 'Ocho centímetros', que acaba de salir a la calle como uno de los libros de relatos más potentes de estos meses, es una metáfora que hace referencia a la distancia que separa el dolor de la felicidad.
Y es que la narradora y poeta Nuria Barrios (Madrid, 1962) ha dibujado, a través de sus once relatos, un mapa humano sobre el lado más oscuro de la vida, en unas páginas llenas de pulso y nervio, que no dan tregua la lector.
"He contado la vida tal cual es. Solo he puesto un espejo delante de cualquiera para ver que todo esto que ocurre es la vida misma, lo que nos pasa a cada uno de nosotros en un momento dado", explica la autora de 'Vidas de mujer', 'Pequeñas resistencias' o 'Tu nombre flotando en el adiós'.
Una joven psicóloga que se engancha a la droga y a la dependencia de su novio, un aparente "buen chico" también drogadicto con el que viaja a la Cañada Real o a la T4, donde hacen cualquier tejemaneje en busca de algo de dinero para meterse cocaína, pastillas, jaco o cualquier droga. Gitanos evangélicos que encuentran en Dios la salida del infierno; pastores que trabajan en los poblados de la droga; el cáncer, la locura, la pérdida de la amistad, la soledad que conlleva el camino hacia la madurez o las relaciones familiares son algunos de los temas que se intercomunican en estas páginas, por las que saltan y se confunden los personajes.
"Yo quería hablar del dolor; no del dolor como tragedia, sino de ese dolor que forma parte de la vida, que no se ve porque no queremos verlo; y hacerlo visible es también labor de la literatura", argumenta la escritora.
Y Barrios habla de la "reescritura que provoca el dolor, de cómo el dolor nos reescribe". Es como "un vertido tóxico en un río; el río continúa pero con otro color exactamente igual", subraya.
Para hacer llegar estas historias, en las que Madrid tiene un protagonismo especial, porque el libro es también un homenaje a ese Madrid menos turístico y más literario, la autora ha escogido el género del relato por su "brevedad e intensidad".
"El relato es un instrumento para estas historias con personajes que saltan de uno a otro y crean un clima moral similar", precisa la autora, al tiempo que reivindica este género pidiendo que los medios de comunicación dediquen más espacio al cuento, la gente hable más de cuentos, y "goce de espléndida salud".
La poeta y narradora habla del mundo gitano con un infinito conocimiento, porque hace años se puso a investigar para un ensayo sobre la iglesia evangélica gitana, un material que ha vertido en estas páginas, por donde camina el dolor de forma natural, sin hacer estragos o bolas indeseables al lector.
Y es que Barrios está convencida de que "el dolor es fuente de conocimiento y de creación".
"Estoy harta de esos movimientos de ahora sobre el positivismo o de supervivencia dedicados a hacer de todo una banalización de la vida. Que no haya alegrías ni tristezas, ni grandes dolores ni grandes de nada. Es como colocar un Prozac en tu vida para protegerte de una manera engañosa y perjudicial de ella misma", concluye.
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