"¡Muevan el culo!". ¡Y lo mueven!
La política tiene efectos perversos. Trastorna a los políticos. Les hace decir y hacer lo que han negado diez minutos antes y mentir sin reparo alguno.
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Hace unos días, la portavoz de Junts en el Congreso, Miriam Nogueras, se refirió a los socialistas, sus socios de legislatura, diciendo que eran "trileros, mentirosos, prepotentes, chantajistas, negligentes, gandules, piratas, manipuladores e incumplidores". Los de Junts, sobre todo su fugado jefe, saben de lo que hablan. Así que, en un alarde de elegancia parlamentaria, les conminó: "¡muevan el culo!". Y el presidente, después de negarlo por activa y por pasiva y de echar la culpa al PP, lo ha movido. El culo y el decreto de subida de las pensiones y las ayudas al transporte y, por supuesto, lo que exigía Junts: la toma en consideración de una moción de confianza, como si alguien (atentos los de Junts) pudiera confiar ya en él.
Eso es lo que Pedro Sánchez define como "buscar votos hasta debajo de las piedras". Recular y aceptar el chantaje. Ya saben aquello de Groucho Marx: "estos son mis principios; si no le gustan, tengo otros". El Presidente del Gobierno es un muñeco en manos de sus socios y se tragará lo que haya que tragar, se lo pidan sus socios de Sumar o los de Junts, ERC, Bildu o el PNV. Lo que sea para sobrevivir en el poder. Sánchez es mucho más marxista que Groucho y no tiene problemas en cambiar de principios cada cuarto de hora. No miente, cambia de opinión. Mentir debería costar el cargo. A todos, incluido Mazón, pero no sólo a él.
La baja política que se está practicando en España da para que los ministros llamen mentirosos a los periodistas, prevaricadores a los jueces y defraudador confeso a un ciudadano pendiente de juicio. (Por cierto, Juan Carlos Monedero, ese ideólogo de la mejor izquierda y la más progresista, que anda por Venezuela exaltando el respeto a los derechos humanos que practica el dictador Maduro, pagó 200.000 euros para evitar una sanción fiscal y su partido le defendió como un ciudadano ejemplar y el PSOE calló como si no se hubiera enterado).
Instalados en la mentira como estamos, un ministro como el de Memoria (?) Democrática, el canario Ángel Víctor Torres, se atreve a decir en un mitin que "las mujeres no podían estudiar en el franquismo" (sic), los suyos le aplauden fervorosamente y su partido airea en redes la mentira. ¿Dónde estaba el PSOE en el franquismo cuando muchas universitarias peleaban por la democracia y la libertad? Ni estaba ni se le esperaba. Al PSOE le preocupa la vivienda de Ayuso, que paga un particular, pero no da datos sobre lo que nos cuestan las viviendas oficiales de 14 ministros ni las reformas que se han hecho en ellas y que pagamos todos. Oscar Puente dice que "a Pedro Sánchez le insultan por guapo y a mí por feo", lo que no le impide llamar "saco de mierda" a un ciudadano y decir a una periodista, que antes era cercana al PSOE pero que ahora critica sus excesos, que "miente más que habla". Y una socialista, de amplio recorrido político y responsabilidades en el PSOE le apoya diciendo de la citada periodista que "es que tuvo un novio juez" (era marido, hasta en eso engañan), lo que da lugar a que un descerebrado escriba en redes que "ha asumido conocimientos jurídicos por vía vaginal".
Otro ministro, el de Presidencia y Justicia quiere democratizar el sistema de acceso a la judicatura, por endogámico y elitista -lo que es falso-, pero no le preocupan las oposiciones a notario, registrador, abogado del Estado, diplomático, letrados del Consejo de Estado o de las Cortes, inspectores de Hacienda, etc. que esas sí que son para hijos de obreros. Nos tenemos que tragar que nuestra economía va como un tiro, que no es mentira en las grandes cifras, pero esconden cuidadosamente que, a pesar de ser la cuarta economía de Europa y del escudo social, seguimos siendo el país de la UE con mayor paro, sobre todo juvenil, y que las políticas que practican han aumentado la pobreza y la desigualdad. Una cosa es defender la verdad y otra imponer la propaganda y el relato, que en eso son maestros. Alguien ha escrito que de momento no se han atrevido a preguntar "¿de quién dependen los jueces?". No duden, lo han pensado.
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