...y nosotros pensando en Eurovisión, ya ve usted
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Claro, si yo fuese un europeísta convencido -que lo soy, por cierto-me alarmaría ante algunos de los ataques del vicepresidente de los Estados Unidos contra Europa, lanzados desde el corazón de Europa, Munich, y ante no pocos rectores del mundo.
Me alarmaría y me alarmo. Porque, dentro de los evidentes excesos verbales de JD Vance, que parecían casi un intento de "iniciar una pelea con nosotros", según Kaja Kallas, la 'superministra' de Exteriores de la UE, pienso que en algunas cosas Vance, o sea, Trump, tiene razón.
Lo del 'número dos' oficial de Trump (digo oficial porque el real sigue siendo Musk, de momento) ante la Conferencia de Seguridad celebrada en una ciudad que acaba de sufrir un atentado quizá terrorista, fue una provocación. Un discurso destinado a gustar a esa ultraderecha europea tan poco europeísta que ya anticipa casi un triunfo electoral precisamente en Alemania, con el inequívoco apoyo de Trump. Pero creo que debemos reflexionar sobre lo acertado de algunas de las acusaciones que Vance nos lanzó.
Que Europa está "en decadencia" es algo que los propios europeos admitimos ya sin ambages. Que está desunida, presa de un Estado de bienestar que no se compadece con la realidad de las migraciones, que cada país hace la guerra económica y tributaria por su cuenta, como denuncia Enrico Letta, admite pocas discusiones. Ahora nos ha entrado la prisa por un rearme que me temo que no tiene mucho que ver con la guerra 'en las ondas' del futuro. Y es un rearme urgido precisamente porque los Estados Unidos nos han dicho, por boca del secretario de Defensa norteamericano, Pete Hegseth -oiremos no poco hablar de él, ya verá usted--, que prácticamente nos van a abandonar a nuestra suerte. Acabó el paraguas 'made in USA', como antes decíamos, alegres y confiados, los de este lado del Atlántico. Y yo me creo la amenaza: Trump será lo que usted quiera, pero callar, no calla. Veremos hasta dónde llega, siempre aupado en sus bravatas con el aplauso de los 'ultras'.
El peor enemigo de Europa no es Putin ni los chinos, sino ustedes mismos, les/nos suelta Vance a la cara a los europeos, que pacientemente esperaban escuchar de sus labios algunas palabras de esperanza ante las tasas amenazadoras para el comercio mundial que anuncia Trump en sus edictos. Esa Europa en decadencia que aún tiene a Greta Thunberg o 'lo woke' como ídolo, o, aunque eso no lo citó el vicepresidente norteamericano, solo vibra ya ante el programa Erasmus o ante el festival de Eurovisión. Sí, repaso periódicos y veo que el eurofestival, que a mí tantas veces me ha parecido un pelín hortera y un mucho anticuado, acapara muchos titulares ante su nueva edición en Basilea en mayo.
No me llame demagogo, pero creo que no esté Europa para demasiadas Eurovisiones, ni para determinar si la cantante Melody, nuestra representante, va a contar con los votos interesados de tal o cual país. Mucho más debe preocuparnos que Zelensky, ¡¡a estas alturas!!, hable de la necesidad de 'un plan' para detener a Putin, cuando se van a cumplir tres años de la guerra iniciada por el dictador ruso. Ni estamos para tolerar que precisamente el representante de una Administración que acaba de vetar a la mayor agencia de prensa del mundo por hablar en sus noticias del 'golfo de México', en lugar del 'golfo de América', como prescribe Trump, nos acuse a los europeos de estar 'vulnerando la libertad de expresión' por criticar el expansionismo informativo sectario de Musk.
El 'eurodesconcierto' es patente. Nunca habíamos vivido, desde la caída del muro de Berlín, momentos en los que la llegada de una nueva era fuese tan evidente: bastaron noventa minutos de conversación telefónica entre Putin y Trump para poner al mundo patas arriba. Solo que en 1989 se abría un canal para la esperanza. Hoy, tras escuchar a Vance y las reacciones que ha suscitado su discurso en una y otra de las 'dos Europas', no estoy tan seguro de que estemos ante las rosadas perspectivas de entonces. Ya sé que poco tiene que ver, y que cada cosa tiene su espacio y tiempo, pero aquí, pensando en los votos de Melody, ya ve usted.
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