De gira por América

En España no son pocas las voces alertando acerca de la deriva autoritaria de Pedro Sánchez por el retorcimiento de las leyes: forzó la reforma del Código Penal para suprimir el delito de sedición y rebajó las penas por malversación para favorecer a los golpistas catalanes, socios parlamentarios de su investidura; por su tendencia a colonizar las instituciones y por inmiscuirse en la vida de las empresas como fue el caso de Telefónica o la OPA del BBVA al Banco de Sabadell.
Pero, lo que son las cosas, se fue de gira por América -Chile, Uruguay y Paraguay- para participar en un foro en "defensa de la democracia ante los peligros que se ciernen sobre ella" según rezaba la agenda oficial del evento. Sus compañeros en tan loable objetivo fueron los presidentes del Chile, Gabriel Boric, el brasileño Lula da Silva, el uruguayo Yamandú Orsi y el colombiano Gustavo Petro. Representantes de la izquierda en Iberoamérica en países con amplios déficits sociales que no están para servir de escaparate en términos de comparación con los estándares democráticos de los países de la Unión Europea. Pero Sánchez, un presidente en apuros por los casos de corrupción que le rodean, recurrió al Falcon y puso mar y hasta cordillera de por medio porque los actos centrales del foro se celebraron en Chile.
Los Lula, Petro y Boric son dirigentes de izquierdas. Sánchez es un político de discursos de izquierdas sobrevenidos. Que no es lo mismo. Ahora su ideología es el poder. Antes de pactar con Podemos y después con Sumar, Sánchez no tenía un discurso de izquierdas. Quienes le conocimos coincidiendo con él como tertulianos cuando era un casi desconocido concejal del PSOE en Madrid le recordamos como un político con un vago alegato socialdemócrata -admiraba a Felipe González-, nada que ver con quien diez años después se ha descolgado como adalid de causas que en su exposición en muchos momentos recuerdan a Pablo Iglesias. Asume ese papel hacia fuera buscando un eco en la política interior española -el objetivo es fagocitar a los electores de Sumar- y, de paso, poner millas de por medio lejos de los medios de la "facho esfera" y el Tribunal Supremo aunque a su paso por Uruguay habló del caso Montoro tratando de buscar el empate por los escándalos de Ábalos y Cerdán. Consejos doy que para mí no tengo.