“La vida secreta de Sylvia Nolan”, por Núria Pradas: la historia de un pasado todavía muy presente
En la vida de nuestros padres existe un universo al que nunca terminaremos de acceder por completo, aunque nos lo cuenten. A veces pensamos que su existencia comenzó el día en que nacimos y que todo lo anterior queda olvidado, sin embargo, desconocemos su “yo” antes de nosotros. Esta es la premisa de Núria Pradas Andreu (Barcelona, 1954) en su nueva novela “La vida secreta de Sylvia Nolan” (Ediciones Destino, 2022). Los años de Pradas como profesora de secundaria marcaron los inicios de su obra, dedicados a la literatura infantil y juvenil. Tras más de cincuenta obras publicadas le llegó el reconocimiento –le otorgaron el Premi Carlemany por “Sota el mateix cel” (2013)- y, con él, la decisión de escribir también para adultos; hace dos años ganó el Premi Ramon Llull de novela, con “Tota una vida per recordar”.
“La vida secreta de Sylvia Nolan”, publicada el pasado 9 de noviembre, aborda el camino de Idalia por averiguar el pasado de su madre. Cuando Sylvia Nolan muere, su prestigio internacional como escritora era enorme. Sin embargo, detrás esa fama, se escondía un secreto que llega a su hija en forma de una caja con varias cartas y una fotografía. Al leerlas la protagonista accede a los entresijos de la vida pasada de su madre y decide buscar entre ellos una respuesta a quién era realmente Sylvia Nolan.
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“Ese es el mejor momento: el de la anticipación. Cuando todo está por venir, por vivir, por sentir. Cuando todo es posible. Cuando todavía podemos escuchar la risa fresca del deseo. Cuando el amor todavía no se ha convertido en recuerdo”. Pero ahora sí lo es, puros recuerdos que martillean la cabeza de Idalia. ¿Quién es la persona descrita en las cartas? ¿A quién pertenece la inicial que las firma? Solo cuenta con dos certezas: las palabras desprenden una pasión absorbente y la protagonista debe de ser, sin duda, su madre. Idalia se encamina así en un viaje que la llevará desde Nueva York a Europa y, de ahí, a Latinoamérica. Gracias a los diferentes testigos que encuentra en el trayecto, logrará tejer el pasado de Sylvia en orden cronológico y con los personajes que marcaron su juventud. No obstante, no solo se aproxima a los hechos y las personas, sino también al contexto, y es aquí donde reside la verdadera clave del argumento.
La autora vertebra la obra en una narración a dos tiempos o, mejor dicho, narrada por la voz del tiempo. Vamos saltando de la España de los años treinta y cuarenta a la actualidad de Idalia, veinte años después. En él, Núria Pradas elige como protagonistas a tres mujeres empoderadas, tanto por sus empleos como por lo que simbolizan: escritoras y periodistas, ambiciosas y decididas. A pesar de que sus orígenes y caracteres son muy diferentes, coinciden en la valentía que supone perseguir sus carreras en una realidad hostil. Pradas no duda en incluir en el relato hitos históricos como la aprobación del voto femenino (1931) y a personalidades sobresalientes del periodismo de la República como Josep Maria Planes i Martí, Dolors Monserdá, Carme Karr, Rosa Maria Arquimbau o Irene Polo.
La obra de alguna manera homenajea a todas esas mujeres que dedicaron sus días a la prensa y a la lucha por un mayor reconocimiento. Se aprecia un grandísimo trabajo bibliográfico que merece una mínima atención, tanto por recuperar figuras tan simbólicas, como por referenciar una gran cantidad de elementos culturales que enmarcan la historia. La catalana amplía así nuestro conocimiento en una labor incluso pedagógica y contextualiza el momento vital en el que se encuentran las protagonistas.
Sin embargo, si reconocemos las fechas, podemos ubicar el acontecimiento contra el que chocan. Pese a que se suele decir aquello de que el tiempo todo lo cura, hay heridas que permanecen abiertas y marcan de por vida. “Después todo cambió enseguida. La dicha , o el bienestar, si lo preferís, tiene esas cosas: es breve y asustadizo”. Estalló la guerra. Y es que “La vida secreta de Sylvia Nolan” va más allá del relato de una biografía, plasma un periodismo censurado, ataques y rendiciones, idas y venidas. Precisamente en estas últimas encontramos otra de las piezas argumentales: el exilio. Esas seis letras supusieron el dolor de aquellos que dejaron todo para embarcarse en la más vacía nada, aquellos que dijeron adiós a sus raíces para preservar la vida. O, recuperando la cita del principio, “que más que vivir, sobrevivía”.
Quizás uno al adentrarse en la novela espera otra trama, una Sylvia Nolan más presente o un misterio que mantenga la vista pegada a las páginas, pasándolas cada vez con más ahínco y ganas de descubrir el clímax final. Pero son otra clase de desvelos los que describe Pradas, profundos y sangrantes, impresos en la mente de muchos y cargados de verdad. “Comparten tantas miserias. Tantos disgustos. Tantas malas noticias que el corazón se les va endureciendo”. A veces uno solo quiere leer para escapar de la rutina. No obstante, siempre es necesario revisar el pasado para adentrarse en el futuro, conocer para no repetir, descubrir para sanarse, y en ningún caso olvidar que hay quien, ni cerrando el libro, logra huir. La realidad sigue superando la ficción y el pasado sigue estando muy presente. Contémoslo.
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