“Donde el silencio”, el viaje de Luisgé Martín más allá del bullicio de la civilización
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“Se marchó buscando el triunfo, la grandeza, la fortuna, y no encontró nada de todo eso, sino una ciénaga en la que era fácil hundirse. Y al cabo de los años, al regresar, descubrió que el lugar del que había huido era el lugar en el que podía ser feliz”. Así reflexiona Luisgé Martín (Madrid, 1962) en su obra en “Donde el silencio” (Anagrama, 2023) tras la marcha, de uno de sus tantos protagonistas, de la vida serena de la montaña al oasis de la ciudad. La novela, galardonada con el Premio Llanes de Viajes explora vidas, lugares y recuerdos desde la modernidad que caracteriza al Siglo XXI.
“Donde el silencio” recopila la historia de unos personajes que descubrieron en el silencio la fórmula de una vida completa. Las historias que Martín, el protagonista, revela en cada página pretenden “acallar el ruido” de la civilización, “dejar de mirar cada día la hoguera de vanidades y de cortar la leña que la mantiene viva”.
La narración recorre la geografía española, lugares como Los Ancares, la sierra asturiana, Puebla de Sanabria o Segovia. Martín comparte historias con personas muy dispares dispares y pequeñas historias de vidas diferentes que comparten una filosofía: la felicidad de lo sencillo, de lo duradero.
La obra recrea los paisajes de Castilla, la vida rural, pero también las sendas del Amazonas como síntesis de la vida feliz. Los lugares donde la realidad es ajena al ruido, aquellos que tienen un hueco en la memoria para siempre. El escritor recuerda con nostalgia la vida más allá del bullicio de la metrópoli.
La obra abre interrogantes que se van respondiendo a lo largo de sus páginas, se pregunta y se contesta sobre las inconsecuencias del siglo XXI. ¿Es la era de la conexión capaz de hacernos tan felices como creíamos? Pensamos que sí, pero “Donde el silencio” confiesa lo contrario. “El bienestar que provoca, como el de las drogas alucinógenas, es efímero y casi siempre ilusorio”, sintetiza Martín ante las carencias de la era digital. La obra está adornada con metáforas y paradojas de la modernidad, como los guisantes, esas “pequeñas perturbaciones” que preocupan a las mentes de quienes tienen todo, pero nunca lo suficiente. Aún así, el estilo de la obra es algo sobrio, y las conversaciones son breves, acompañadas de reflexiones e introspección.
El autor no solo viaja junto a sus protagonistas en la historia. También reflexiona, entra en contacto con la naturaleza e inspecciona los lugares del silencio, de la periferia. La civilización ya no está afincada en pueblos y las ciudades han conquistado el destino de aquellos que iban en busca de algo mejor. Y así lo representa párrafo por párrafo Martín, que conecta con la vida de aldeas perdidas.
Además de su virtuoso estilo, el autor presenta grandes obras literarias y filosóficas, y combina su sencilla redacción con sublimes apelaciones. Neruda, Ortega y Gasset o Confucio tienen cabida entre las líneas de este viaje que Martín ha transformado en obra literaria. En resumidas cuentas, “Donde el silencio” recorre paisajes como si de una guía de viajes se tratase, pero con una moraleja que manifiesta de principio a fin: las reflexiones verdaderas acerca de la felicidad siempre son sencillas.
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