La dirección del PSOE niega presiones a Lobato para que dimita
Varios dirigentes de la dirección nacional del PSOE, entre ellos la vicesecretaria general, María Jesús Montero, y el secretario de Organización, Santos Cerdán, han expresado su "respeto" por la dimisión de Juan Lobato como secretario general del PSOE-M. Ambos han calificado su salida como una "decisión personal" y han negado haber ejercido presiones para que dejara el cargo.
Cerdán, número tres del PSOE, aseguró a los medios en los pasillos del Congreso que se enteró de la renuncia momentos antes de que fuera anunciada públicamente. "Nos hemos enterado ahora. Es una decisión personal la cual respeto", afirmó, desmintiendo que desde Ferraz se hubiese forzado su salida.
Por su parte, Pilar Alegría, portavoz del Gobierno, reiteró que la renuncia de Lobato corresponde a una decisión personal y manifestó su respeto hacia el exlíder del PSOE-M.
La dimisión de Lobato llega un día después de que este rechazara públicamente abandonar el cargo, denunciando un "linchamiento" por parte de algunos integrantes de su partido. La polémica estalló tras conocerse que Lobato había registrado en una notaría una conversación con Pilar Sánchez Acera, jefa de Gabinete del ministro Óscar López y miembro de la dirección del PSOE en Madrid.
En dicha conversación, Sánchez Acera compartió un correo electrónico que incluía datos fiscales del novio de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso. Este correo, cuya filtración se atribuye presuntamente a la Fiscalía, forma parte de una investigación por un posible delito de revelación de secretos en la que está implicado el Fiscal General del Estado, Álvaro García Ortiz.
La renuncia de Lobato ha cerrado, por el momento, un episodio de tensión interna en el PSOE-M. El dirigente dimitió en medio de críticas internas y crecientes rumores de que Ferraz apostaba por relevarlo mediante unas primarias en las que se barajaba como posible candidato al ministro Óscar López.
Lobato, en su carta de despedida, justificó su decisión como una medida para frenar la "división grave" generada en el partido, que, según él, estaba dañando los avances en la unidad logrados durante los tres años de su liderazgo.
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