Pedro Sánchez y Adolfo Suarez

Pedro Sánchez y Adolfo Suarez

Lo penúltimo que me quedaba por leer -hay que dejar espacio siempre para otras boutades- es lo que ha escrito Manuel Vicent: por talante, por audacia, por gobernar al borde del abismo y por imaginación, Pedro Sánchez es el político que más se parece a Adolfo Suárez.

Si hay que reescribir la historia, se hace. Adolfo Suárez quería llevar España, y lo consiguió, a una democracia a la europea, moderna, con una Constitución de máximo consenso, con separación de poderes, con contrapesos, borrando lo que desunía a los españoles. Pedro Sánchez está claramente en un proceso deconstituyente, confundiendo las leyes o retorciéndolas a su voluntad, eliminando las barreras entre el poder legislativo y el ejecutivo y tratando de someter al judicial, favoreciendo sus intereses personales y los de unos pocos en un mercado que sólo es un lugar de poder y no de igualdad ni, posiblemente, de legalidad.

Adolfo Suárez gobernó, sin duda, al borde del abismo, pero buscando siempre que en esta democracia cupieran todos los españoles, desde los partidos a la izquierda del PCE hasta los de extrema derecha. Adolfo Suárez gobernó con un Ejército en vigilancia permanente y con un terrorismo de ETA salvaje. Pedro Sánchez no tiene más que una regla: cuidarse a sí mismo aunque eso suponga el bloqueo y el desprestigio de las instituciones -aunque eso no es culpa exclusiva suya- y la desconfianza en la justicia y en los jueces. Si nada tiene valor -y ahí cabe la Constitución, las leyes, la independencia judicial, la sentencia de unos magistrados después de haber hecho un juicio modélico- todo vale. Cuando los valores básicos de un Estado se trivializan, sólo importa el poder personal. Y cuando se impone la idea de que cada cual debe velar por sus intereses, aunque sea a costa de los intereses de los demás, la desmovilización de la sociedad civil es imparable.

Hay muchas más cosas que diferencian las presidencias de Adolfo Suárez y la de Pedro Sánchez. En aquellos momentos, hubo un relevo generacional que fue un tsunami. A la política accedió la generación más joven, pero la inmensa mayoría de ellos tenían una profesión, un trabajo previo en las empresas o en la Administración, un capital intelectual que pusieron al servicio de todos. La inmensa mayoría no quería que la política fuera su profesión y estuvieron en ella unos pocos años.

Si ahora se produce un cambio de gobierno, miles de "servidores públicos" se quedarán en la calle porque no tienen ni han tenido ni posiblemente tendrán otro oficio y beneficio que la política. La política de asentir incondicionalmente al que manda. Adolfo Suárez fue uno de los políticos más discutidos y criticados, especialmente dentro de su propio partido. Cada paso requería un esfuerzo de convencimiento y de consensos. También exigía la movilización ciudadana, Pedro Sánchez no permite que nadie dentro de su partido opine en contra de sus medidas y nadie dentro de su partido se atreve a hacerlo.

Incluso los que están en claro desacuerdo con él. Adolfo Suárez tuvo muchos defectos pero, en compañía de otros, entre ellos el Rey Juan Carlos y Landelino Lavilla, llevó a España a la democracia, a la convivencia y a una Constitución de concordia cuyo espíritu reclama diálogo, amplios consensos, contrapesos y acuerdos. Lo único que no hizo es blindar el sistema contra los intereses sectarios de unos pocos.

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