La tentación del plebiscito

En las elecciones del próximo domingo, aunque se eligen diputados para el Parlamento Europeo, se perciben como un plebiscito sobre Pedro Sánchez. Esta percepción se debe a la estrategia de Alberto Núñez Feijóo, afectado por las pasadas elecciones generales donde, aunque el PP ganó, Sánchez formó gobierno. Feijóo ha centrado su campaña en polémicas como la Ley de Amnistía y las investigaciones a Begoña Gómez, esposa de Sánchez. Sin embargo, esta estrategia es arriesgada, ya que solo una victoria aplastante del PP se consideraría un éxito, mientras que una ventaja mínima sobre el PSOE se vería como un fracaso. Sánchez y sus medios aprovecharían para pedir la renuncia de Feijóo, repitiendo el "efecto Feijóo" y generando una crisis en el PP. Así, el PP se ha arriesgado al plantear los comicios europeos como un plebiscito, una situación en la que ellos mismos se han colocado.
En política, lo que parece, acaba siendo. Por eso, aunque en puridad en las elecciones del próximo domingo solo se elige a los diputados que representaran al Reino de España en el Parlamento Europeo, lo cierto es que se perciben como un plebiscito de rechazo o de apoyo a Pedro Sánchez.
Que las cosas se vean así, en gran medida, se debe a la estrategia impulsada por Alberto Núñez Feijóo.
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Se diría que todavía escocido por lo que ocurrió en las elecciones generales: venció el PP pero fue Sánchez quien consiguió formar gobierno. Sobre el papel es un marco dictado por la lógica de quien observa que a su rival le señalan episodios rodeados de gran polémica como la Ley de Amnistía, creada para beneficiar a delincuentes condenados por los tribunales o reclamados por la Justicia; o la investigación a la que está siendo sometida Begoña Gómez, la esposa de Pedro Sánchez, citada a declarar por el juez que instruye el caso; por no hablar de las ramificaciones del caso Koldo. Sobre el papel, argumentos todo ellos de peso para plantear la campaña en clave plebiscitaria buscando la sanción de los electores a esta forma de gobernar.
Pero es una estrategia arriesgada porque, aunque ni Sánchez ni Feijóo se presentan como candidatos, a la postre, el público lo puede acabar percibiendo así y de esa percepción se derivará que sólo una victoria aplastante del Partido Popular será tenida como un éxito. Por contra ,la sola primacía del PP sobre el PSOE por dos o tres puntos de ventaja sería presentada la misma noche del domingo como un gran fracaso.
Al propio Pedro Sánchez y a sus abundantes terminales mediáticas les faltaría tiempo para poner en circulación el mensaje de que el fracaso personal de Núñez Feijóo debería comportar su renuncia al liderazgo el frente del PP. Y volveríamos a oír hablar del pinchazo del "efecto Feijóo". La palabra "crisis" acamparía en todos los análisis y por el camino de la distracción Pedro Sánchez habría logrado otro de sus "milagros": perder y ganar al mismo tiempo, como ya ocurrió hace un año tras las elecciones del 23 J. Por todo esto, ya digo, el PP arriesga mucho con el mensaje de los comicios europeos como un plebiscito. Pero es de justicia reconocer que se han metido ellos solitos en ese registro al igual que en el jardín de la moción de censura de la que Feijóo habló dejándose llevar por la anfibología galaica.