Así fue el deshielo masivo tras la última glaciación

Un deshielo inicial moderado en América del Norte desencadenó hace unos 14.500 años una pérdida masiva de hielo a nivel global, según un estudio liderado por la Universidad de Brown y publicado en Nature Geoscience. El fenómeno, conocido como Pulso de Deshielo 1a, provocó un ascenso abrupto del nivel del mar de hasta 20 metros en tan solo cinco siglos, uno de los episodios más drásticos del fin de la última glaciación.
Esta investigación aporta un nuevo escenario físico que revela la interconexión entre capas de hielo de hemisferios opuestos, lo que podría tener implicaciones directas en la predicción del aumento del nivel del mar en la actualidad.
El nuevo modelo ha logrado reconstruir el Pulso de Deshielo 1a con mayor precisión gracias a la incorporación de procesos físicos más complejos, como la deformación viscosa del manto terrestre. Según los investigadores, el fenómeno se inició con el derretimiento moderado de la capa de hielo Laurentide en América del Norte, que aportó unos tres metros de aumento del nivel del mar. Posteriormente, se activó un deshielo más intenso en Eurasia y la Antártida Occidental, con contribuciones de siete y 4,5 metros, respectivamente.
Este patrón de deshielo escalonado y conectado entre hemisferios ha sido calificado por los autores como “interhemisférico” y sugiere la existencia de un mecanismo de comunicación entre las capas de hielo, algo no contemplado en investigaciones previas. "Esto nos indica que existe algún tipo de mecanismo responsable de la conexión de estas capas de hielo a través de los hemisferios", afirmó Allie Coonin, autora principal del estudio.
Para alcanzar estas conclusiones, los científicos analizaron registros fósiles de nivel del mar, como corales y sedimentos marinos, que permiten estimar cómo y dónde variaron las aguas tras el deshielo. Utilizaron una técnica conocida como huella digital del nivel del mar, basada en el principio de que el agua del deshielo no se distribuye uniformemente debido a la gravedad y la deformación de la corteza terrestre. A medida que desaparece una masa de hielo, su atracción gravitacional sobre el océano disminuye y la corteza terrestre se eleva, redistribuyendo el agua a otras regiones.
Hasta ahora, los modelos geofísicos habían obviado los efectos de la deformación viscosa del manto, asumiendo que sus efectos eran irrelevantes en escalas temporales cortas. Sin embargo, experimentos recientes en laboratorio han demostrado que esta respuesta más lenta del interior terrestre también puede afectar eventos que duran solo décadas o siglos. Al incorporar este factor, el equipo de Brown logró una reconstrucción más realista del Pulso de Deshielo 1a, que encaja mejor con los registros geológicos conservados.
Más allá del interés científico por los grandes cambios climáticos del pasado, el hallazgo tiene una clara lectura para el presente. Según el equipo de investigación, los resultados apuntan a que el actual derretimiento de la capa de hielo de Groenlandia podría estar influenciando —o llegar a influir— en la estabilidad de la capa de hielo antártica, una masa mucho mayor, pese a la gran distancia geográfica que las separa. De confirmarse esta conexión interhemisférica, las proyecciones actuales del aumento del nivel del mar podrían estar subestimando el riesgo a medio y largo plazo.
"Demostramos que el uso de la física adecuada marca una gran diferencia en las predicciones del nivel del mar", concluye Coonin. Los investigadores abogan por seguir profundizando en los vínculos entre capas de hielo y el papel del manto terrestre para poder anticipar de forma más precisa los escenarios futuros de cambio climático y subida del nivel del mar.