“Seis Brujas”: Iris Borda se pasa a la literatura fantástica

La poeta y divulgadora feminista Iris Borda (Vilanova i la Geltrú, Barcelona, 1991) ha dado recientemente El Salto a la literatura de creación con “Seis brujas” (Ed. Estrella del Norte, 2024), un volumen de fantasía en el que recoge, en seis capítulos, la historia de otras tantas brujas. Aunque el aspecto físico del libro, el lenguaje sencillo y el hecho de que cada uno de los seis relatos parezcan tener moralejas moralejas, no debe confundirse con un texto de literatura infantil o juvenil. Es un libro personal y político.
Las historias de “Seis brujas” entroncan directamente con la literatura fantástica. Sin embargo, no se ajustan propiamente a los cánones de este género. Borda rompe con estereotipos sexistas y confiere un significado más complejo y matizado a la brujería, o a lo que comúnmente se entiende por tal. Para la catalana la magia es una forma de expresión, que, al igual que las palabras, varía en función de cada uno. Por eso, en este libro elementos como el caldero o las pociones no van a estar intrínsecamente relacionadas con las brujas. Su magia se va a contemplar a través de fórmulas matemáticas, la botánica o incluso la pintura. Además, estás brujas también van a formar parte de culturas y etnias diferentes y no van a compartir los mismos defectos ni las mismas virtudes.
“Seis Brujas” es un libro donde el propósito de las mujeres no está marcado por la envidia. Tampoco se ven personajes femeninos histriónicos que actúan sin pensar llevados por el instinto natural de ser malvados. Aparecen mujeres que hacen y se comportan como mujeres de carne y hueso, que son dignas de admiración, pero que cometen errores y aprenden de ellos.
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A través de estos mundos ficticios se reflejan bellas realidades que hacen sentir viva a la especie humana; conceptos como la naturaleza, el arte, el conocimiento, la ciencia o las palabras son lo que les impulsa a crear. La energía se transforma en magia a través de lo bonito del ser humano y gracias al cuerpo de una mujer. En este libro se transmite la esencia de la vida y se vislumbra la felicidad de un mundo donde a las mujeres se les da el valor que merecen.
La autora consigue cautivar al lector a través de un estilo marcado por la sencillez y, al mismo tiempo, por un léxico poético, de singular belleza. Conduce al lector por bosques, páramos y ríos helados a través de una tercera persona que conoce y sabe cómo se sienten las protagonistas. Se aprecia el amor y el cariño que tiene con cada uno de los personajes que habitan sus mundos. De hecho, en ocasiones, aparece el nombre de la autora de manera casi inadvertida en varios de sus relatos, tal vez por el deseo de la escritora de verse en sus propios cuentos.
Las madres tienen gran relevancia en “Seis Brujas”. La presencia de la maternidad existe en cada uno de los relatos, ocupando ese espacio tantas veces negado. Se retrata a las madres de una manera muy humana y es conmovedor ver la relación entre madre e hija que se muestra en algunos relatos como el de Skaila, la primera bruja de las seis que presenta la autora, e incluso la relación que tiene con su abuela, un referente que está muy presente a pesar de no aparecer en primera persona dentro del relato. Tanto de Mun, la madre de Skaila, como la madre de Geoina o Curi tienen una preocupación que está por encima de la del resto y es la de poder darles a sus hijas protección y una buena crianza.
El amor, en todas sus formas, es algo que no falta en el libro. No solo aparecen madres e hijas, también hay grandes amistades, mujeres que han podido amarse a pesar de las circunstancias y otras a las que les ha faltado tiempo… “Seis Brujas” es una novela que transmite un mensaje transgresor tanto por el aspecto innovador que le ha dado a la literatura fantástica como por los ideales que subyacen en cada uno de los relatos.