“Cocuyo”, una novela para leer con todo el cuerpo

Severo Sarduy (Camagüey, 1937 – París, 1993) fue un escritor, periodista y crítico de arte cubano y el autor de la novela “Cocuyo” (2023), que Amarillo Editora ha recuperado ahora por primea vez. Sarduy, que pronto marchó a París para nunca más regresar a su patria, es considerado como uno de los escritores cubanos más importantes del Siglo XX y un admirable cultivador de la técnica del neobarroco latinoamericano.
“Cocuyo”, obra “hija del esfuerzo y la ilusión”, según las palabras de su propio creador, cuenta la historia de Cocuyo, un niño feo, cabezón y desgraciado que tras turbulentas vivencias y la ansiedad provocada por el mundo que le rodea se ve obligado a convertirse, no en adulto, sino en apenas un infeliz joven cubano.
El volumen está ambientado en una Cuba marcada por el misticismo. La narración va evocando al lector, a través de amargas pinceladas, la vida del pequeño protagonista que, tras envenenar a toda su familia en un ataque de irremediable pasión, decide huir a una especie de casa de acogida de niños. Allí, Cocuyo irá descubriendo, cerrojo a cerrojo, las puertas prohibidas y misteriosas que albergan la contraparte más sombría de la vida adulta: sexo, alcoholismo, esclavitud, prostitución y muerte. En este entorno, el patético Cocuyo se verá obligado a hacerse fuerte con la única y humana intención de sobrevivir.
La historia del joven protagonista es narrada por su autor mediante un lenguaje completamente mágico. A través de las palabras, la gran mayoría pertenecientes a la jerga cubana (que la editora se encarga de aclarar a los pies de página), Sarduy logra evocar un mundo lleno de colores, olores y sabores, dentro del cual evoluciona con intensidad el relato. Así, “Cocuyo” se convierte en una lectura que hacer “con todo el cuerpo”; en una experiencia extenuante, apasionada e imaginativa dentro de la cual el lector se ve inmerso casi con una obsesión abrumadora. A lo largo de la novela, asistimos con las manos, con los ojos, con los oídos, a la soledad y al desarrollo de Cocuyo. De una manera casi palpable, el desamparo del protagonista se hace patente y se expresa con una insoportable sinceridad. “El viento soplaba con fuerza. Había comenzado la lluvia. Comprendió entonces que esperaba a alguien, aunque sabía con certeza que nadie iba a llegar”.
En efecto, la novela de “Cocuyo” se convierte en una narración de energética pasión; en un libro lleno de palabras que alimentan cada uno de nuestros sentidos y llegan a lo más profundo de nuestro corazón. La historia de Cocuyo es, así, la historia de cada uno de nosotros; obligados también a crecer en una sociedad cruda y atroz, solitaria, y encargados de ir descubriendo, cerradura a cerradura, los oscuros secretos que esconde este despiadado mundo.