El reloj de la Puerta del Sol se detiene para su restauración
Las agujas del reloj de La Puerta del Sol, uno de los símbolos más reconocibles de Madrid y de toda España, dejarán de marcar la hora durante varios días debido a los trabajos de conservación que se están realizando en su mecanismo. Según ha informado la Comunidad de Madrid, esta intervención forma parte de la revisión periódica a cargo del equipo de relojeros responsables de su mantenimiento, pero supone, además, la actuación más importante de las últimas tres décadas.
La última vez que este histórico reloj fue desmontado en profundidad fue en 1996, en el marco de una restauración completa del edificio de la Real Casa de Correos. En aquella ocasión, el mecanismo se trasladó a un taller externo. En esta intervención, sin embargo, el grueso del trabajo se lleva a cabo directamente en la torre donde se encuentra instalado, evitando así el desmontaje completo.
Según ha explicado Jesús López Terradas, uno de los relojeros encargados de los trabajos, el mecanismo presentaba signos de pérdida de fuerza tras más de 30 años funcionando sin interrupción, día y noche. Para evitar un desgaste irreversible, se ha decidido proceder a una limpieza y ajuste de sus engranajes, piñones y ejes. "Es muy sencillo. Cuando una máquina se tira 30 años sin parar, se va desgastando. Hay que limpiarla", ha resumido López.
Las agujas fueron desmontadas este miércoles, si bien el reloj ya había dejado de sonar durante los últimos días debido al inicio de los trabajos en la sonería de cuartos y horas. Aunque se había previsto una inactividad de dos semanas, el equipo técnico confía en que las agujas solo permanezcan detenidas durante una. Algunos elementos, como el sistema de sonoridad de los cuartos, han sido llevados al taller para una intervención más precisa, mientras que el resto del trabajo se efectúa en el propio emplazamiento del reloj.
La restauración concluirá con el montaje final del mecanismo y la reconexión de las campanadas, de manera que el reloj recupere su pleno funcionamiento con tiempo suficiente para su tradicional protagonismo en la Nochevieja madrileña. “Por lo menos, lavadito estará, eso sí seguro”, ha bromeado el relojero, poniendo una nota de humor a un proceso técnico de gran delicadeza que busca garantizar la continuidad de uno de los mayores emblemas del tiempo en España.
