Tanatorio de San Isidro, un barrio sin ley

A nuestra redacción no cesan de llegar quejas de los lectores por la inseguridad que sufren en las calles cercanas al tanatorio de San Isidro.
Resulta que, cuando proyectaron la instalación, no previeron -o sí- la ingente cantidad de chorizos que viven alrededor. Y claro, aparcar el coche fuera del tanatorio y ver reventada la ventanilla y despojados los objetos de algún valor es todo uno.
Parece ser que se trata del modo de vida de la barriada. Como saben que el parking es sumamente pequeño y los visitantes no tienen más remedio que ir -fuerza obliga-, los amigos de lo ajeno están muy bien organizados. Ver aparcar un coche, y a sus ocupantes dirigirse al tanatorio, y abrirlo en un santiamén es todo uno. Pero nada de ganzúas. La pedrada en el cristal es más eficaz.
Eso mismo comentan los vigilantes de seguridad: que los robos son continuos. Pero por allí no aparece la policía. Es más, debería estar siempre. Quizá ellos también tengan miedo a ser desvalijados.
Esto lleva pasando años. Y las autoridades sin tomar cartas en el asunto. Quizá lo mejor sea que los familiares del difunto elijan otra instalación para honrarle. Porque en esta... te juegas la vida cuando vas a dar el último adiós a alguien que ya la ha perdido.
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