“Don Gil de las calzas verdes”, una mujer inteligente, valiente y decidida

“Don Gil de las calzas verdes”, una mujer inteligente, valiente y decidida

La Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico lleva al Teatro de la Comedia “Don Gil de las calzas verdes”, la célebre obra de Tirso de Molina –para algunos la mejor comedia de enredo del Siglo de Oro– con una adaptación de Brenda Escobedo y la británica Sarah Kane (esta última, además, dirige la obra).

La acción frenética –acompañada de un lenguaje plagado de juegos de palabras y diversas peripecias lingüísticas, que son la prueba perfecta de cómo Tirso dominaba la musicalidad de los versos– es representada a través de una escenografía sencilla pero eficaz (que, sin duda, ayuda al espectador a mantener la atención en el enrevesado texto), y encarnada por personajes de distintos estratos sociales y de todos los tipos. Todo ello viene de la mano de un excelente equipo formado por Elisa Sanz –miembro de la AAPEE–, encargada de la escenografía, y un fabuloso reparto encabezado por Ania Herández (doña Juana), Íñigo Arricibita (don Martín), Xavi Caudevilla (Caramanchel), Cristina Marín-Miró (don Gil) y Miriam Queba (doña Inés). Esta combinación de elementos crea el cóctel perfecto para transportar al espectador al Madrid del siglo XVII.

Al comienzo de la obra, doña Juana, a través de un vehemente monólogo (que ya nos muestra el fuerte y determinado carácter del personaje) pone al espectador en situación: ella y don Martín habían mantenido una relación en secreto durante un tiempo y él le había prometido que se casaría con ella; sin embargo, el padre de este lo obliga a buscar un matrimonio más rentable económicamente. Doña Juana, movida por el despecho y las ansias de justicia, concibe un plan para boicotear el objetivo de su amado de casarse con la rica doña Inés, y para ello, decide vestirse de hombre y hacerse pasar por don Gil de las calzas verdes. 

don gil foto cartel

Con respecto a la escenografía, sobre Las Tablas hay una simple pared de color rojo –con algunas puertas y ventanas– utilizada para diferenciar dos espacios. Detrás de ella, parecen ocurrir los tejemanejes de los diferentes personajes (allí se esconden mientras se revela al otro lado la verdad), y delante de ella, es donde se suele destapar la verdad. La iluminación y la música también van acorde a la representación, acompañando en todo momento al curso de la acción y emociones sobre el escenario.  

Si hay algo que llama especialmente la atención en esta comedia de Tirso es el papel de la mujer, en concreto, de doña Juana. Es ella quien, al fin y al cabo, mueve los hilos de la acción; se podría decir incluso que dentro de la misma obra es su autora y su directora. Ella crea los personajes (sus “alter ego”) y les manda que actúen de determinada manera, además de incluir en la escena diversos elementos, como cartas (claramente, escritas por ella misma) para manipular a los personajes a su antojo. Asimismo, se ve cómo las actitudes, decisiones y sentires de los protagonistas dependen en última instancia de los ardides de doña Juana. Pero ¿se le irá de las manos su comedia a la dramaturga? La respuesta a esta pregunta se espera expectante desde las butacas, mientras se ve cómo cada vez la situación se hace más y más complicada al modo de una perfecta comedia de enredo. No obstante, esta visión de la mujer se aleja de la prototípica (manipuladora, vil, ambiciosa), ya que doña Juana no es mala, ni siquiera obra por rencor, sino por poder salvarse, porque, de lo contrario, se sabe perdida.

De esta manera, aparte de ser “Don Gil de las calzas verdes” una obra de divertimento, también se plantean en ella varias cuestiones que invitan al espectador a reflexionar sobre las costumbres e ideas de la sociedad del momento: utilizar la virginidad de la mujer como moneda de cambio, ignorar los verdaderos deseos en pos de una mayor ganancia económica con el enlace, la condena definitiva que supone para la mujer haberse enamorado y haber perdido su “honor”.

La dirección brillante, la profesionalidad de los actores, el toque musical que nunca falta, la puesta en escena cuidada y la interpretación de los clásicos hacen de la CNTC una compañía que no decepciona y que deja al espectador con ganas de ver su siguiente producción. “Don Gil de las calzas verdes” estará en escena hasta el día 28 de marzo, por lo que invitamos a toda persona que nos lea a que vaya a ver esta increíble producción. Mientras tanto, los amantes del teatro clásico esperaremos impacientes a la próxima.

@estaciondecult

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