Madrid no es cómplice de independencias

No tiene nada de raro que el presidente de una comunidad autónoma venga a Madrid. Ni que ocupe una instalación. Ni que dé una conferencia. Nada de eso es raro en democracia.
El problema viene tapado. El hedor independentista impregnó la política madrileña y afloró el mismo día que la capital de España era utilizada para lanzar el mayor órdago al independentismo.
Manuela Carmena y sus secuaces no han sabido en ningún momento con Carles Puigdemont. Ni cómo tratarle ni como recibirle. Pablo Iglesias recela de la independencia pero es partidario del referendum. Cobarde.
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Madrid no tiene que ser complice de que unos pocos quieran que Cataluña se independice. Madrid es la capital de España, el símbolo de unidad del país aunque en los últimos meses quieran hacer de ella un lugar donde vale todo.
Carmena sigue dando pasos en falso. Sigue asumida en el postureo de Podemos con más forma de fondo y sin nada que hacer por Madrid.
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