El efecto-defecto del Eje Putin-Trump

Los extremos repuntan cuando la tensión aumenta. La reacción se produce tanto en las respuestas personales como en las sociales.
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Y sin duda estamos viviendo un incremento de ellas que está teniendo su reflejo en el comportamiento político de los europeos. Ahí esta la crecida de la extrema derecha europea, utilizaré esa definición al tiempo que igualmente aplicaré, esto no se suele y sí debería hacerse también, al otro costado, la extrema izquierda. Que también remonta, aunque con menor potencia, como se ha visto en Francia y recientemente en Alemania.
En España, esa parece ser la pauta tambien. Muy pregonada en el caso de Abascal y mas oscurecida en el izquierdismo mas radical, que aun estando en el gobierno, apunta a un serio declive. No es tan así. La percepción se debe a su división y dispersión. Su avance se camufla al estar solapado bajo los nacionalismos, la cabalgada de los herederos politicos de ETA, a punto del sorpasso en el Pais Vasco y el adelanto consumado del BNG en Galicia al PSG, por poner dos ejemplos. Tampoco hay que olvidar al respecto que este vendido comprador que preside nuestro gobierno no ha hecho en muchos casos sino asumir los doctrinarios del izquierdismo más radical como ha sucedido con Podemos para asi fagocitarles su base electoral.
La llegada, inesperada para Europa, de Trump, les abría a ambos extremos, más por el costado derecho, o eso creían, las mejores expectativas de crecimiento. No había mas que ver al jubiloso y entregado Abascal al ser acogido en la corte del Emperador. Pero también por la zurda veían posibilidades como campeones anti-Trump, aunque ahí y una vez mas Sánchez les madrugaba el relato, apareciendo como el siete machos campeador contra él.
Pero cuando todo parecía ir por ese carril algo se ha torcido en la vía. Algo que deja a unos y a otros un tanto descolocados y teniendo que hacer contorsiones para poder seguir en el tren: el pacto Trump- Putín. Salvando las distancias y los tiempos,el acuerdo rechina y recuerda a aquel que en el siglo pasado , en el año 1939, perpetraron Molotov (Stalin) y Ribbentrop (Hitler), comunismo y nazismo, para repartirse Polonia.
En VOX ya se ha empezado a notar su efecto-defecto, tanto por el disgusto y hasta el abandono de alguno, como por la salida convulsa a la redes, en su defensa, de los más febriles para intentar cambiar el paso sin cambiarlo.
Porque ahora la cosa es que el ir con Trump, es también ir con Putin y contra la Ucrania invadida. Y eso, tras lo sucedido, visto, televisado y sentido a lo largo de estos tres años, para buena parte de la población española y de sus propios votantes es difícil de explicar. Pero ahí es donde va a estar, Abascal ya en camino también de la corte del Zar.
Por el otro lado la situación, aunque contraria, es similar. El contra Trump de Sánchez si encaja con el contra Putin, pero eso a los diferentes pelajes podemitas se les pone muy cuesta arriba. Porque ahí viene ya pasar de la predica al trigo y ayudar y comprometerse militarmente en la defensa de Ucrania. Ahí tienen un dilema. Porque ellos están en realidad donde siempre han estado, aunque trasconejados, con Putín.
Así que en fondo y con los disimulos que sean precisos bien pudiera ser que ambos acabarán, aunque en diferente manifestación, detrás de la misma pancarta. Que es esa tan falsaria en realidad de “Guerra, No” que es la que sacan para que sean los “suyos” quienes la ganen o no la acaben de perder. El izquierdismo la tiene siempre a mano, guardada en el baúl. Los de Vox van a tener comenzar a zurcirlas.
Pero no acabo de ver del todo las ganancias para ninguno de los dos lados, ni para los de Podemos-Sumar o como se quieran llamar, ni por el de Vox. El efecto-defecto, Putin-Tramp les puede salir al al debe y a pagar.
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