“La última Mona Lisa”: un misterio artístico por décadas

“La última Mona Lisa”: un misterio artístico por décadas

¿Cuál es el mayor misterio en la historia del arte? El escritor y artista estadounidense Jonathan Santlofer (New York, 1946) responde a esta pregunta y, a la vez, nos introduce en un ambiente de suspense histórico y artístico a través de su obra, “The last Mona Lisa” (2021), cuya edición en español, “La última Mona Lisa” (2025) acaba de ser publicada por Roca Editorial. Santlofer es un autor conocido por construir thrillers de suspense y ficción criminal a los que, con frecuencia, les da un enfoque artístico o literario; el lector español lo recordará por obras como “El artista de la muerte” (2006), “El arte de matar” (2015) o “Anatomía del miedo” (2007).

En esta obra Santlofer se adentra en uno de los episodios más incógnitos de la historia del arte sirviéndose de una mezcla de realidad con ficción. La novela recrea el robo perpetrado el 21 de agosto de 1911 por Vincenzo Perugia, un extrabajador del Museo de Louvre, de “La Mona Lisa (o “La Gioconda”), la pintura de Leonardo da Vinci. “La última Mona Lisa” sigue un guion narrativo claro: el hurto. Sin embargo, juega con el suspense a medida que avanza la lectura. La falsificación de obras de arte, la ficción criminal y el enigma de sus antepasados relatada en un diario son partes fundamentales del libro.

En este volumen se van alternando dos épocas: por un lado, el París de 1911 y, por otro, la Florencia del 2019. Un libro que usa la anacronía, para ir conociendo los secretos que alberga el robo de este célebre cuadro. Además, esta alteración cronológica se observa nada más comenzar la lectura. Tras contextualizar los hechos en las primeras páginas, el autor hace un salto en el tiempo: el lector se encuentra en una trama que sucede dos meses más tarde. A partir de este momento, va saltando entre las dos épocas: pasado y presente. El diario, mencionado previamente, se utiliza como forma de relatar el pasado.

“La imitación… es un asesinato doble, porque priva tanto a la copia como al original de su existencia primitiva”, dice Madame De Staël, la célebre escritora francesa del siglo XVIII. Con esta cita, Santlofer desvela, en las primeras páginas, una pista de las temáticas más destacadas en la obra: falsificaciones, mentiras, engaños, ocultaciones y suspense.

La historia comienza con Luke Perrone, un joven interesado en el arte, que tras una incesante sensación de descubrir la verdad, empieza a investigar un diario encontrado por un coleccionista en Florencia. El diario es de su bisabuelo, Vincenzo Perugia. Esa necesidad de conocer lo que sucedió no es más que una intensa lucha para explicar el porqué de los sucesos. Busca destapar el secreto por la que su antecesor ha sido culpado por este robo. Así se refleja en la obra cuando el protagonista admite entender que su abuelo tenía una fotografía “tipo policial”, como dice el protagonista.

A medida que avanza el texto, el diario va dejando pistas de lo que sucedió. Este objeto se convierte en la principal fuente fiable, porque llega un punto en el que personaje principal duda de todo aquello que ve.

La vida de Perrone se ve envuelta en un caos lleno de misterio y dudas. “No podía dejar de pensar en la Mona Lisa, la manera en la que me había atrapado, abrumado”, dice el protagonista. En un momento de la obra, la vida del protagonista se ve envuelta en una obsesión relacionada con el cuadro: ¿el robo fue real? ¿por qué? ¿es la verdadera obra o es una falsificación? Acompañado por una joven de Florencia, Alexandra Greene, y un inspector de la INTERPOL, irá descubriendo los misterios, consiguiendo pruebas, dudando de lo indudable y de quién fiarse. Un libro que no deja de ofrecer giros inesperados.

El escritor consigue hacer amena la lectura mediante un uso abundante y rico de formatos: por ejemplo, con la simulación de una noticia de 1911. No es solo un conjunto de letras organizadas que relatan una historia, es un grito a los misterios del arte. Mezcla el uso de la tercera persona para crear un ambiente de lejanía en el lector y, por el contrario, incluye el uso de la primera persona para conseguir, en el lector, una sumersión en la historia como si fuera el personaje principal. Es, sin duda, una historia que apasiona, sobre todo, para los amantes de la historia del arte. La mezcla de escritura, historia y arte hace que el resultado sea un relato que no deja indiferente.

@estaciondecult

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