El presidente y la democracia de "doble uso"

No gana uno para sobresaltos. Y no me refiero a las DANAs, las riadas, las crecidas desbordadas de ríos y embalses que han llevado a España a una situación casi desconocida.
Es domingo, te levantas relajado, sales a la calle, te acercas al quiosco, compras los periódicos y empiezas a leerlos mientras paseas, a riesgo de tropezarte con alguien -debe ser genético porque mi padre lo hacía, pero creo que es peor ir abducido por el móvil y no ver lo que tienes delante- y, de repente, te paras, te sorprendes, no das crédito a lo que lees. El periódico más "independiente" de este país, el mismo que el Presidente del Gobierno quiere mantener lo más cercano posible a sus políticas, intrigando en Madrid o en Paris, para que los accionistas de referencia echen a su actual presidente por negarse a aceptar la concesión "graciosa" de una televisión ruinosa pero también a su servicio, titula en su portada: "La deriva autoritaria del presidente pone en riesgo el sistema de contrapesos, con una avalancha de decretos, medidas de dudosa legalidad y ataques inéditos contra los jueces". En serio. No me lo podía creer. Tuve que pararme, relajarme y leer completa la portada. Falsa alarma. Se refería a Trump, no a Pedro Sánchez.
No se refería a Pedro Sánchez a quien Europa critica por su falta de solidaridad y su intento desesperado de inflar sus cifras de gasto en defensa con partidas que no tienen nada que ver con el gasto militar. Tampoco a su negativa a hablar de "rearme" de Europa para frenar la amenaza rusa y sustituir la palabra maldita por "la tecnología de doble uso", lo que es una perversión del lenguaje a la que este Gobierno nos tiene tan acostumbrados. Bruselas se queja, además, de la debilidad del Ejecutivo español -parte del Gobierno no sólo niega el crecimiento del gasto en defensa, comprometida desde 2014, sino que exige la salida de la OTAN- y de que España, el país, junto con Italia, que mayor ayuda recibió durante la pandemia y uno de los que peor ha gestionado los fondos europeos, demuestre ahora su falta de solidaridad, se acerque a China de forma individual y trate de hacer la guerra por su cuenta. También podría hacerlo de que el Gobierno español subordine sus políticas de inmigración a un partido de extrema derecha, independentista y xenófobo mientras critica lo mismo al acuerdo del PP de Mazón con VOX.
Sánchez no está, dice Europa, a la altura de sus obligaciones, después de haberse beneficiado de los fondos europeos para tapar su incapacidad de aprobar unos Presupuestos por segundo año consecutivo, algo por lo que él exigió a Rajoy que dimitiera.
Dos intelectuales de esos que apenas existen en España han hablado estos días sobre la situación polìtica. Manuel Pizarro, aquel político ocasional que en 2008 se enfrentó en un debate televisivo con Pedro Solbes y avisó de la crisis económica que venía, que el socialista negó con rotundidad a pesar de que lo sabía, afirma que "cuando los que tienen que aplicar la norma -se refiere a la Constitución- no la aplican o la aplican torticeramente, como dice el Tribunal Constitucional, hay un deslizamiento y esto es muy peligroso porque la ley ampara a todos y cuando la ley ampara a unos y no a otros, dejas a la sociedad desatendida". Se refiere a España no a Trump. Santiago Muñoz- Machado, por su parte, refiriéndose al crecimiento de regímenes populistas en Hispanoamérica que llegan al poder democráticamente pero luego se perpetúan de forma populista y autoritaria, avisa de "los peligros que tiene jugar con el sistema constitucional y con las instituciones". "Pueden mostrar, afirma, un legítimo orgullo las sociedades que mantienen la separación de poderes y la garantía de los derechos", pero "la dejadez y la ignorancia son los peores enemigos de la democracia". Es Trump, sin duda, pero no sólo él. España no puede estar en la cola de la defensa de Europa frente a las amenazas de Trump o de Putin. Ni tampoco en derivas inconstitucionales.