El avión supersónico silencioso de la NASA sorprende

El equipo de desarrollo del avión experimental X-59 de la NASA ha completado con éxito una prueba esencial en tierra que permite a la aeronave mantener una velocidad constante durante el vuelo. Este avance técnico se considera crucial de cara al primer vuelo del X-59, previsto para este año tras haber sido aplazado desde principios de 2024.
La prueba, denominada mantenimiento de velocidad del motor, consiste en activar un sistema que permite al piloto estabilizar y ajustar progresivamente la velocidad de la aeronave durante la operación. Se trata de una capacidad vital para garantizar la seguridad del vuelo, al reducir la carga de trabajo del piloto en un momento crítico como es la primera prueba en el aire.
A diferencia de ensayos anteriores, en los que el sistema se evaluó de manera aislada, esta última prueba comprobó su correcto funcionamiento una vez incorporado en la aviónica general del avión. Paul Dees, subdirector de propulsión del X-59 en el Centro de Investigación de Vuelo Armstrong de la NASA, explicó que esta verificación era necesaria para asegurar que software, conexiones mecánicas y leyes de control trabajasen de forma coordinada y sin errores.
El éxito de la prueba confirma que el avión podrá controlar su velocidad con gran precisión, aspecto indispensable para un modelo que busca volar por encima de la velocidad del sonido sin provocar el característico estallido sónico. En su lugar, el X-59 emitirá un golpe sónico reducido, con un nivel de ruido similar al de una puerta de coche al cerrarse, equivalente a unos 75 decibelios.
El X-59 forma parte del programa Quesst de la NASA, cuyo objetivo es demostrar la viabilidad del vuelo supersónico silencioso, y para ello ha sido diseñado con una forma extremadamente afilada y alas en delta que favorecen la minimización del ruido. Su longitud es de 29 metros, con una superficie alar de 9 metros, y tiene capacidad para un único piloto.
Este avión experimental combina elementos de diseño novedosos con componentes procedentes de aeronaves militares ya en servicio. Su tren de aterrizaje, por ejemplo, proviene del F-16, mientras que su sistema de soporte vital se ha adaptado del F-15. El motor corresponde al del F/A-18 Super Hornet, ofreciendo un empuje de 22.000 libras.
Volará a una altitud de más de 18.000 metros y alcanzará velocidades cercanas a los 1.500 kilómetros por hora, superando con ello la barrera del sonido sin generar un estruendo que afecte negativamente a las poblaciones que sobrevuele. La NASA prevé utilizar los resultados del programa X-59 para impulsar una futura regulación que permita reintroducir vuelos supersónicos comerciales sobre tierra firme, prohibidos actualmente en Estados Unidos desde los años setenta.