El (muy, muy incierto) futuro político de Yolanda Díaz

Confieso que la irrupción en la vida política de Yolanda Díaz, que apenas pasaba antes de ser una militante de Comisiones Obreras y del PCE, abogada laboralista y buscadora de vías políticas en Galicia, me interesó.
Un día, cuando acababa de aterrizar en la vida nacional, y durante un acto de la plataforma Abogados de Atocha, le pregunté, lleno de dudas: "¿tú crees que esto os saldrá bien?". Pedro Sánchez iniciaba su trayectoria como Presidente del Gobierno tras la moción de censura contra Rajoy. "Sin la menor duda, acabará bien", me respondió.
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Hoy, siete años más tarde, y dos años después de que ella misma se proclamara la próxima presidenta del Gobierno de España en aquel acto (2 de abril de 2023) en el que el movimiento Sumar trató de consolidarse en el Polideportivo Magariños, la verdad es que las dudas no solo persisten, sino que se incrementan. Dudas, quiero decir, sobre el porvenir político de la señora Díaz, hoy criticada sin piedad por quienes ayer la defendían. Y dudas, por supuesto, sobre el futuro político del propio 'jefe' (déjeme llamarle así) Pedro Sánchez.
Ignoro el contenido del discurso con el que este domingo la señora Díaz clausurará la Asamblea de Sumar, que en estos dos años se ha dejado cientos de miles de votos por un camino lleno de espinas, de equivocaciones --sobre todo, en comunicación, que debería haber sido el fuerte de doña Yolanda--, con algunas veleidades y muchas rencillas. Por ejemplo, con Pablo Iglesias, líder espiritual de Podemos y casi el único de los 'padres fundadores' del movimiento morado que queda en pie, y que no esconde su odio hacia la mujer a la que llevó hasta la vicepresidencia segunda del Gobierno y hacia el presunto liderazgo de la izquierda-de-la-izquierda y que, sin embargo, luego le traicionó tanto (dice Iglesias).
Ya digo: no sé por dónde saldrá Yolanda Díaz, que no ha logrado consolidar su 'partido', que ve cómo se alejan del mismo algunas formaciones regionales que lo integraban, que se ha visto forzada a colocar al frente a figuras de escasa relevancia y a promocionar a tres ministros que no son precisamente los que más simpatías despiertan en el Gabinete de Sánchez. Sé que en su discurso tendrá que hacer alusión al rearme del que abomina, a la OTAN a la que rechaza y a sus éxitos en materia social, por ejemplo con la no-tributación del salario mínimo, una baza que le ha regalado María Jesús Montero, la ministra de Hacienda, en vísperas de esta asamblea.
Y es que a Sánchez le conviene que no desaparezcan ni la formación ni la propia doña Yolanda: me parece que el presidente y 'jefe' ha elegido mantener más bien cerca a Sumar, al que prefiere con mucho a un Podemos cuya lideresa, Ione Belarra, le llama "señor de la guerra". Lo que está ocurriendo, me remito a las encuestas, es que el desgaste de Sumar no está significando un trasvase automático de votos al PSOE. Y nadie apuesta un euro por la supervivencia del movimiento magenta tras unas próximas elecciones en las que probablemente no podría ni presentarse en todas las circunscripciones.
No falta, en estas condiciones, quien declare que lo mejor que podría hacer doña Yolanda Díaz sería acabar integrándose en las listas del PSOE, como figura independiente o incluso como militante: no sería la primera vez que relevantes afiliados del Partido Comunista se 'pasan' al PSOE. Insuflando al viejo partido de Pablo Iglesias (Posse) nuevos bríos programáticos y nuevos alientos de aroma de izquierda, que, por cierto, falta le hace.
Pero esto no deja, en estos momento, de ser una especulación que será sin duda desmentida prontamente por los interesados, porque aquí todo se desmiente, aunque sea con la boca pequeña. Hoy por hoy, el futuro de Yolanda Díaz es tratar de pervivir, en el Ministerio de Trabajo (donde, la verdad, no lo está haciendo mal, a mi juicio) y como vicepresidenta (donde, para ser francos, lo está haciendo bastante regular: una coalición no significa poner chinchetas en el asiento del socio de gobierno). Una buena ministra de Trabajo y una mala 'número dos' de un Gobierno que quiere armarse, a lo que ella se opone, muy legítimamente, por cierto, guste o no guste esta postura.
En fin, que discrepo de gentes que tienen a minimizar la figura de Yolanda Díaz y las posibilidades futuras de Sumar en el incierto panorama político español. Pero sí afirmo que YD sigue siendo una personalidad necesaria en este panorama. Aunque no sea más que para servir de pararrayos y de saco terrero a Pedro Sánchez, el hombre que sale con bien de todos los embrollos que él mismo alienta. Incluyendo a Yolanda Díaz, que es uno más de sus embrollos, por supuesto.