Historia local de la infamia

la Presidenta del Gobierno regional y su jefe de gabinete continúan añadiendo capítulos a la Historia Local de la Infamia.

El último, que seguramente no será el último, lo ha escrito Miguel Angel Rodríguez en un tuit, pues pocos caracteres bastan para infamar. En él, aseguraba haber comprobado que la hija de una de las miles de personas mayores que perdieron la vida en los primeros meses de la pandemia, no era una verdadera hija de víctima de aquella enorme mortandad que provocaron los llamados Protocolos de la Vergüenza con los que se negó la atención hospitalaria a los alojados en residencias.

Era mentira, es decir, es verdad que la mujer que participaba en el programa de Évole era quien era y quien decía ser, pero es que aún cinco años después de aquellos inhumanos y catastróficos protocolos, la mentira es la tinta que se sigue usando para añadir capítulos de oprobio a esa Historia Local de la Infamia.

Ayuso y Rodríguez siguen hoy, en efecto, mostrando casi tan poco respeto a los familiares de las víctimas como el que dedicaron a sus mayores fallecidos en el más completo abandono sanitario, 7.291. Ayuso, que vino a decir con ese su insultante desparpajo que se habrían muerto igual si se les hubiera atendido en los hospitales, continúa erre que erre negando la verdad y negándose a reconocer no sólo el dolor de los que perdieron a sus seres queridos, sino a ellos mismos, deshumanizándoles como supuestos agentes de un complot político contra su persona, y Rodríguez, tras desvelarse sus mentiras, tira "p*alante", como le gusta decir, reconociendo un poco su "error" y queriendo cerrar el tema con un estólido "no le doy más importancia a ese asunto".

Pero "el asunto", la muerte evitable en tantos casos de miles de nuestros mayores, tiene, al contrario de la que le da Rodríguez, importancia, mucha importancia, toda la importancia del mundo, y ojalá algún día la Justicia, que anda lentamente en ello, la reconozca, resuelva y sentencie. Entre tanto, a golpe de tuit y de declaraciones desabridas e insolentes, se sigue escribiendo esta Historia Local de la Infamia.