Entre vaquillas, máscaros y morandangos: Así celebran su carnaval los pueblos madrileños
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Este fin de semana, la Comunidad de Madrid se llenará de música, color y el espíritu festivo del carnaval. Desfiles, disfraces, chirigotas y un sinfín de actividades animarán cada rincón para celebrar esta tradición popular.
Más allá de la capital y las grandes urbes, los pueblos del norte de la Sierra también vivirán el carnaval con entusiasmo en sus plazas. Entre sus tradiciones más arraigadas destacan las vaquillas, los máscaros y los morandangos, protagonistas de unas fiestas que han resistido el paso del tiempo.
En localidades como Puebla de la Sierra, Valdemanco, Canencia y Braojos, el carnaval es un encuentro entre pasado y presente, donde el rito, la sátira y la diversión se entremezclan, reforzando los lazos entre los vecinos y avivando el orgullo por sus raíces.
El carnaval en Valdemanco: entre la tradición y la juventud
En Valdemanco, las celebraciones mantienen vivas las antiguas costumbres de iniciación a la vida adulta y las labores agrícolas. La fiesta comienza el sábado por la noche con un animado baile de disfraces, organizado por los 'mozos', y con la emblemática vaquilla como pieza central, según informa el Ayuntamiento.
Este personaje festivo, presente en varias localidades del norte de Madrid, se representa mediante una estructura de madera cubierta por una sábana blanca que deja ver únicamente los cuernos. Adornada con cintas y pañuelos de colores, es llevada por un joven que la hace correr por el pueblo. En la Plaza, el espectáculo culmina cuando un grupo de hombres dispara al aire con escopetas hasta que "aciertan" a la vaquilla. En ese momento, todo el pueblo bebe sangría, simbolizando la sangre del animal.
Braojos y su gran sardinada
En Braojos, el carnaval es un evento intergeneracional donde niños y adultos participan activamente, según destaca el alcalde Ricardo Moreno. Uno de los momentos más esperados es la construcción de una sardina gigante por los más pequeños, con la ayuda de los vecinos, que será enterrada el Miércoles de Ceniza como colofón de la fiesta.
Por las calles, los máscaros se dedican a hacer travesuras y asustar a los vecinos con el sonido de sus cencerros. Incluso persiguen a los niños, amenazándolos con meterlos en los contenedores. La vaquilla, en este pueblo, también se engalana con pañuelos de colores que las vecinas prestan para la ocasión.
El carnaval se despedirá con la tradicional quema de la sardina en una gran hoguera en la plaza, seguida de una sardinada para todos los asistentes, en un ambiente de convivencia y celebración.
Los morandangos de canencia: el reino del caos
En Canencia, el carnaval se vive de forma espontánea y con la implicación de todo el pueblo, según la alcaldesa, Mercedes López. Aquí, los morandangos toman el protagonismo. Vestidos con monos de trabajo, caretas y gorros, estos personajes grotescos recorren las calles armados con varas, asustando a los viandantes y generando un ambiente de caos y diversión.
Puebla de la sierra: entre botargas y vaquillas
Finalmente, en Puebla de la Sierra, el carnaval se celebra con la emblemática vaquilla, vestida con pañuelos y cintas multicolores. Un joven del pueblo es el encargado de llevarla, acompañado por una o varias botargas, en un desfile que recorrerá las calles llenándolas de fiesta y tradición.
Este fin de semana, la Sierra Norte de Madrid vibrará con un carnaval en el que historia, folklore y diversión se unen en una celebración única que refuerza la identidad de cada pueblo y mantiene vivas sus costumbres.
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