Cambio al horario estival: a las 2:00 serán las 3:00

La primavera empezó el pasado jueves 20 de marzo, y con ella llega el cambio de hora. Este domingo, 30 de marzo, se adelantarán los relojes, las 2 de la madrugada pasarán a ser las 3.

Comienza así el horario de verano, que permite un ahorro aproximado del 5 por ciento de la energía. Según estimaciones del Instituto para la Diversificación y el Ahorro Energético (IDAE), este ahorro energético equivale a unos 300 millones de euros.

El horario de verano moderno fue propuesto en 1907 por el constructor inglés William Willet -aunque, en 1784, Benjamin Franklin publicó una carta anónima en el Journal de Paris en la que señalaba que los parisinos ahorraban más velas levantándose más temprano-.

El cambio de hora se debe a la Directiva Comunitaria 2000/84/ CE y es de obligado cumplimiento en los veintisiete estados miembros. El cambio de hora se inició durante la Primera Guerra Mundial para ahorrar carbón aunque no fue hasta 1974 cuando empezó a generalizarse. A raíz de la primera crisis del petróleo, algunos países, entre los que se encontraba España, decidieron adelantar sus relojes para aprovechar mejor la luz del sol y gastar menos electricidad en iluminación.

Desde 1981 el cambio de hora se aplica como directiva y cada cuatro años se renueva. Tras la aprobación de la novena directiva, por el Parlamento Europeo y Consejo de la Unión, en enero de 2001, este cambio se aplica con carácter indefinido, por considerar que contribuye al buen funcionamiento de algunos sectores como los transportes y las comunicaciones, y a otras ramas de la industria que requieren una programación estable a largo plazo.

Según esta novena directiva, el inicio de la hora de verano comienza el último domingo de marzo y concluye el último domingo de octubre, cuando se retrasa el reloj. Entre los impactos positivos de la medida, además del ahorro, destaca el transporte, las comunicaciones, la seguridad vial, las condiciones de trabajo y los modos de vida, la salud, el turismo o el ocio.

Con esta medida se ahorra en España 300 millones de euros en iluminación aproximadamente, gracias al aprovechamiento de la luz natural. Se estima que en el ahorro 90 millones corresponderían al consumo de los hogares, lo que supone 6 euros menos por hogar, y 210 millones de euros a los edificios del sector terciario y la industria.