“McGlue” de Ottessa Moshfegh: retrato del vacío de toda una generación

La generación millennial, a la que pertenece la autora Ottessa Moshfegh (Boston, 1981), ha sido catalogada por el “Wall Street Journal” como “la generación más desafortunada de la historia de EE. UU”.
Quienes nacieron entre los años 1980 y 2000 crecieron con la promesa de un mundo mejor gracias a internet, pero han sufrido las últimas recesiones y se han convertido en una generación marcada por la ansiedad. Se les dijo que podían ser lo que quisieran desde niños, y ahora no son capaces siquiera de independizarse o de formar familias; están frustrados y esto se refleja en las expresiones de vacío existencial que demuestran.
Uno de los ejemplos más notables de esta frustración aparece en el gran éxito editorial “Mi año de descanso y relajación” (Alfaguara, 2019) de Ottessa Moshfegh. El nihilismo subyacente de la trama conectó de manera impresionante con los jóvenes adultos, lo que le valió a Moshfegh un reconocimiento internacional que la ha llevado a publicar cinco libros hasta la fecha. Si bien el recién aparecido “McGlue” (Alfaguara, 2024) es el quinto que ve la luz en España, fue en realidad el primero que la autora escribió.
“McGlue” trata sobre un borracho marinero que divaga en busca de una explicación a la acusación de haber matado a su mejor amigo Johnson. Con un cerebro ahogado en ron y vacíos en sus recuerdos, el lector encuentra una narración de los hechos ambigua. El personaje principal está en una situación existencial trágica y sin propósitos claros. Busca desesperadamente una explicación, pero no sabe para qué.
Al igual que en “Mi año de descanso y relajación”, Moshfegh crea personajes que carecen de propósitos y para quienes el letargo es un fin en sí mismo; son incapaces de ajustarse a las normas de un mundo hostil. Aunque la trama de “McGlue” se ambienta en el siglo XIX, Moshfegh utiliza esta ficción histórica para abordar ansiedades muy actuales.
La escritora emplea el telón de fondo histórico de “McGlue” para reflexionar de manera perspicaz sobre las inquietudes emocionales y existenciales que aquejan a la sociedad contemporánea. En efecto, cada vez parece más extendida la tendencia de las personas a recurrir a “métodos dopamínicos” –como las drogas, las redes sociales, el consumismo, las conductas arriesgadas, las adicciones u otros comportamientos socialmente aceptados como el perfeccionismo– con el fin de aliviar la sensación de vacío existencial ante la incapacidad de encontrar la felicidad o el bienestar duradero. Esta problemática, si bien no es nueva, parece haberse exacerbado en los tiempos actuales.
Aunque esta obra se enmarca en la línea narrativa que Moshfegh cultiva y que los lectores devoran con avidez, se nota que fue un primer esbozo del estilo que luego desarrollaría con mayor maestría en “Mi año de descanso y relajación”. Esperaremos que esta escritora nunca deje de escribir, pues con el paso del tiempo podremos releer sus obras y darnos cuenta de que supo emplear las preocupaciones de una época determinada para crear una literatura perdurable.