El artista David Partida Montoya: “Para mí un cuadro no acaba con el propio cuadro, sino en la acción”

David Partida Montoya es un pintor –“artista” en sus palabras– cuya trayectoria refleja un recorrido tan dinámico como su obra. Nacido en enero de 1975, Partida Montoya creció entre el mar de Salou, Tarragona, y el carácter vibrante de Vitoria, País Vasco. Su formación comenzó bajo la tutela del reconocido pintor Antonio Fiestras y se consolidó con estudios en Historia del Arte en la Universidad del País Vasco y en la Escuela de Artes y Oficios de Vitoria, donde dominó diversas técnicas como el grabado, la fotografía, la escultura y, por supuesto, la pintura.
Desde sus primeros paisajes en los años 90 hasta su explosión creativa en el Pop Art, el artista ha logrado una identidad singular, pintando tanto a personalidades del mundo actual (como José Tomás, La Veneno, Iker Casillas, Loquillo o Fito, entre tantos otros) como a la Mona Lisa o el Joker, este último marcando un punto de inflexión en su carrera. Pero Partida Montoya no solo pinta, “vive” su arte: a través de su original “art performance” se fusiona con sus obras, paseando con ellas por las calles de Madrid y creando imágenes que son tan llamativas como sus lienzos. Si os lo encontráis, seguro que os da una de sus tarjetas personalizadas que usa como pinceles.
Desde hace 2 años sus obras decoran las paredes del mítico Café Gijón en Madrid, un sitio que reunía a Valle Inclán, Ramón y Cajal, Pérez Galdós y más adelante a Camilo José Cela, entre muchos otros. Un café que ha escuchado tantas tertulias, al igual que ahora los cuadros de Montoya oyen las impacientes conversaciones de los clientes habituales. Madrid Actual ha podido conversar con el pintor en este mismo lugar mágico.
PREGUNTA:- ¿Quién es el niño David Partida? ¿En qué momento surge su relación con la pintura?
RESPUESTA:- En el momento que tenía 12 años y estaba cursando 6º de EGB. Estudiaba en Salou. Mi infancia pasó en aquella ciudad. Ya pintaba anteriormente, pero en aquel instante una profesora me dijo que se me daba muy bien pintar. Entonces, a través de ella me presenté a un concurso y me puse a pintar sin parar. Estuve hasta los 13 años en Salou, toda la etapa de la EGB la viví ahí. Después volvimos a Vitoria.
P:- ¿Y los años universitarios?
R:- Con apenas 17 años comencé a ir a un taller con el gran pintor Antonio Fiestras, una figura muy importante en mi vida. Yo ya sabía pintar, pero él me enseñó a dibujar, la perspectiva del arte. Con el paso de los años comencé mis estudios de Historia del Arte en la Universidad del País Vasco. Luego, con 28 viví tres años en Barcelona. Más tarde, ocho en Alemania y los últimos siete en Madrid.
P:-¿Qué pintaba en aquel momento?
R:- Paisajes. Tristezas. Antes pintaba tempestades, mares, leones. Ahora pinto solo retratos.
P:-¿Cómo fue ese cambio, técnicamente tan distinto, de paisajes a retratos?
R:- Viendo una exposición de Andy Warhol. Y después he derivado mi tendencia del Pop Art puro a pintar retratos de famosos. Y Jokers. Porque los Jokers son muy importantes en mi pintura. Es la figura que más he vendido…
P:-¿Por qué pinta tanto el Joker? ¿Qué ve en su figura?
R:- Me gusta el personaje. Me identifico muchísimo con él. Es un payaso, una persona atormentada y sensible… que quiere vivir. Me gusta la idea del personaje en sí, que un villano desbanque a un héroe. Y luego da mucho juego pictóricamente, claro. El Joker me da a comer [ríe].
P:-¿Cómo ha evolucionado su estilo a lo largo de su carrera? ¿Qué factores han contribuido a este desarrollo?
R:- Ha evolucionado en un sentido más comercial. He pasado de pintar personajes que me motivaban, que me hacían mucha gracia, a ser pintor de retratos, de animales, de personas… No solo figuras célebres como Iker Casillas (pongo ese ejemplo porque fue un “boom” cuando publicó el cuadro en Instagram), sino también a personas que contactan conmigo y quieren un retrato. Me he especializado en lo que hago, ya no pinto aquellos paisajes de mi adolescencia. He profesionalizado mi trabajo artístico.
P:-¿Por qué esa influencia del Pop Art?
R:- Porque me gustaba mucho la forma en que Andy Warhol creó retratos de presidentes, de actrices, de reinas. Y ahí se me ocurrió la idea de hacer un Joker y una Mona Lisa. No pensaba que al final iba a acabar pintando retratos. Es mi estilo. Además, pinto con tarjetas.
P:-¿Con tarjetas? Cuénteme más sobre esta técnica suya.
R:- Son mis tarjetas de visita personalizadas. Las uso como pinceles, como espátulas, y después, cuando doy mi contacto en esas tarjetas, las personas se quedan con algo de la esencia del cuadro. Hago toda la parte del color con “tote bags”, con tarjetas, con tubos, pero no con pinceles. Solo uso pinceles en los retoques finales: para atenuar, para marcar un ojo, una nariz… Y, pinto en el suelo porque así la pintura no se escurre. Cuando está seco la monto en la tela.
P:-¿Y cuánto tarda en acabar un cuadro?
R:- Pinto varios a la vez. Me pongo con unos cuatro o cinco cuadros cada semana, cada diez días.
P:- En el Café Gijón expone desde hace dos años. A partir de ese momento, ¿se han fijado más personas en sus cuadros? ¿Tienen más curiosidad?
R:- Agradezco mucho al Café Gijón por abrirme las puertas y dejar que exponga mis cuadros ahí. Desde luego llegan a más personas. Pero nunca me han contactado porque los hayan visto ahí. Es curioso. Es como Don Quijote con Los Molinos. Por lo que más han contactado conmigo es porque han visto un cuadro de algún famoso en redes sociales. No sé si la obra ha tomado ya tanto protagonismo que la gente la ve como una cosa más del local. El ojo se acostumbra. No sé decir con exactitud por qué. Puede ser que se fusiona con el local.
P:-¿Cuál ha sido el mayor desafío al que se ha enfrentado como pintor?
R:- Diría que ser pintor no es un desafío, pero sí el vivir de ello. Al principio fue muy difícil. Pinto al igual que respiro. Pinto todos los días, normalmente de noche. Al final es una actitud y una rutina que he desarrollado y he mantenido.
P:- Dice que pintor y artista no es lo mismo. ¿En qué consiste esa diferencia?
R:- Me considero artista no porque pinte, sino por mi forma de entender el arte, y de expresarlo y comunicarlo. Me veo más artista cuando le doy alguna tarjeta a alguien por la calle pintada por mí y me comunico cuando pinto. Forma parte de mi sello artístico ese “art performance”. ¿Quién se pone con un cuadro de un Joker para crear una crítica y provocación social delante de un edificio institucional? Me interesa la provocación porque así se fomenta el espíritu crítico en los demás. ¿Por qué me puse en frente del Congreso de los Diputados y no me puse con el Joker delante de un McDonald's? Para mí esa acción es más artística que ponerme a pintar, que solamente es un desarrollo manual. El arte también es eso: hacer que la gente reflexione. Para mí un cuadro no acaba con el propio cuadro. Acaba en la acción.
P:-¿Qué importancia tiene la experimentación en su trabajo? ¿Cómo influye en la creación de nuevas piezas?
R:- Últimamente estoy bastante asentado en mi técnica. No soy un artista que experimente mucho con la pintura. De hecho, cuando tenía ocho años pintaba paisajes, pero lo hacía de la misma manera, en el suelo. Mi taller es una terraza enorme llena de botes y polvos en el suelo. Ahora mismo soy un pintor de encargos que se mueve, vive y respira como un artista.
P:-¿Nunca ha pensado tener un lugar físico donde poder exponer sus cuadros?
R:- No, pero pienso que tampoco me gustaría. Creo que las redes sociales han abierto la posibilidad de mostrar el trabajo de un pintor y son una plataforma estupenda para la visualización de la obra. Estaría cómodo en un lugar físico, pero mi arte es distinto. Expongo mis obras por las calles de Madrid, en locales, tiendas, restaurantes, etc. Sí he pensado en una exposición temporal, de dos o tres meses: eso me llama más la atención.
P:- Ha dicho que ha vivido en Berlín 8 años. ¿También se dedicaba a la pintura en la ciudad alemana?
R:- Ahí me dedicaba mucho menos a pintar. En Berlín trabajé de profesor de arte. Lo poco que pinté, lo vendí. Pintaba un cuadro cada mes, no mucho, porque era una situación diferente. Aquí, donde pinto, vivo también. Mi estudio es mi casa. Me di cuenta de que si tengo mi estudio en mi hogar, mi nivel de producción se multiplica exponencialmente.
P:-¿Cómo influye su vida personal en el proceso creativo?
R:- Es importante que confluya todo. Aunque ahora que tengo encargos, no elijo yo la temática. Pero sí elijo el momento en el que pinto y de la forma que lo hago. Pintar para mí es mi trabajo, pero también es mi forma de ir al psicólogo. Lo que la gente llama “pintar para sanar”. Desde el divorcio de mis padres ha sido así. Pintaba porque estaba más solo que la una en casa. Me creé un mundo propio, el de mis pinturas. Me metí tanto ahí que sigo en él.
P:- Repito lo que me ha dicho: “pintar es una forma de sanar”. ¿Ha tenido una infancia infeliz?
R:- Muy infeliz. Sobre todo, muy solitaria. Con distracciones, pero infeliz. Por eso ahora soy una persona que se obliga a ser feliz. Pinto con mucho color, alegría, dibujo cosas que agraden a las personas y que me agraden a mí, de alguna manera.
P:-¿Hace falta tener una infancia infeliz para ser una persona extremadamente creativa? ¿El sufrimiento en la niñez se desarrolla en forma de algún talento artístico, como expresión del dolor?
R:- En mi caso fue así. Pinté por necesidad, por refugio. A veces me pregunto, ¿qué hubiera hecho si no hubiese pintado? No me gustaba el fútbol, tenía miedo de los niños, no bajaba a la calle, era muy tímido. Quizá esa infelicidad de aquellos años, ahora está dando su fruto de alguna manera.
P:-¿Cree que el arte debe tener una función social o política? ¿O es puramente una expresión personal del artista?
R:- No me quita el sueño. No busco cambiar el mundo, pero sí creo que cuando hago una acción con un cuadro, por ejemplo, el que te contaba con el Joker, sí intento hacer que las personas piensen. No creo en la causa de que el arte vaya a cambiar el mundo. No, no soy tan Idealista.
P:-¿Qué le parece toda esta gente que entra en los museos y tira tomates en los cuadros?
R:- Una auténtica barbaridad. No me parece una forma adecuada para luchar por una causa. ¿Qué culpa tienen las obras?
P:-¿Cree que es importante que haya una relación con el arte y la sociedad actual?
R:- Sí. Pero, en mi caso es diferente. He pintado a personas vivas y a otras, ya fallecidas, que hicieron historia. También a algunos tertulianos que fueron al Café Quijón. Para mí hacer arte con personajes históricos y exponerlos ahí, de alguna manera, también es establecer una relación con la sociedad del presente.
P:-¿Qué consejo le daría a un joven pintor que empieza ahora?
R:- Viajar. Moverse de Madrid, aunque sea temporalmente. Sí creo que es fundamental que se salga de la zona de confort emocional. Es decir, ir a la facultad, al metro, hacer un cuadro, está muy bien, pero para mí, por ejemplo, Berlín significó mi bagaje en todos los sentidos. Como un máster de la vida porque al final el conocimiento lo dan los profesores, el talento lo da lo más divino, pero la experiencia de estar allí dibujando en la calle, tocando la guitarra en los hoteles, intentando ser profesor, conociendo a gente extraordinaria, a fotógrafos, pintores, actores, músicos… eso es el bagaje. Abrir la mente es muy importante para un pintor y para cualquier persona.