“La vegetariana”, un grito primitivo de libertad

El Premio Nobel de Literatura de 2024 ha sido otorgado a Han Kang (Gwangju, Corea de Sur, 1970), conocida en Europa fundamentalmente por su novela “La vegetariana” (Random House, 2024), publicada originalmente en 2007. La autora surcoreana había sido galardonada anteriormente con otros premios (entre ellos, el Premio Booker Internacional) que le han dado prestigio a lo largo y ancho del globo, alzándola como una de las figuras literarias más importantes del momento.
“La vegetariana” está ambientada en la Corea del Sur contemporánea y cuenta la historia de Yeonghye y su marido: si habían llevado una vida simple y aburrida todo ello cambia la noche en que Yeonghye tiene unos sueños terribles protagonizados por escenas crueles y sangrientas. A resultas de ese episodio toma la determinante decisión de hacerse vegetariana y de tirar a la basura todos los productos animales que había en su casa. A partir de esto, la novela recoge la reacción de las personas que rodean a la protagonista: desde las respuestas más brutales hasta las que hacen brotar un inconformismo que ya no podrá suprimirse por más tiempo. De esta manera, “La vegetariana” está dividida en tres partes, centradas en tres personajes distintos, y unidas entre sí a modo de cadenas, donde el motor inicial es el cambio de vida de Yeonghye.
En la novela, se nos presenta un mundo donde los protagonistas sienten el deseo de vivir de manera más auténtica, de acercarse a la tierra; pero un deseo que va acompañado del miedo de cumplirlo. Es un grito primitivo de libertad frente a una sociedad rendida al capital, consumista, tecnificada, enormemente patriarcal, con brutales exigencias sociales…, que asfixia a sus individuos hasta matarlos. Las diferentes respuestas posibles ante este amenazante entorno las encontramos encarnadas en los personajes de la novela, adoptando cada uno la única posición con la que se cree capaz de sobrevivir. Es por esto por lo que, antes de que su anterior estilo de vida desembocara en un horrible final, Yeonghye opta por vivir de forma radicalmente distinta, o, más bien, se ve moralmente obligada a ello.
Si bien la novela resulta perturbadora y en ocasiones hasta “rara”, esto no interfiere con su verosimilitud, puesto que la obra resulta creíble en todo punto, debido a la construcción de los personajes y a su riquísimo mundo interior, añadiendo en torno al final retrospecciones que completan el relato. Gracias a esto, el lector encuentra una explicación plausible a todo lo que ocurre y llega a comprender los extremos de locura a los que llegan los personajes.
Toda la novela está envuelta en un universo de imágenes bellísimas relacionadas con el mundo vegetal que la autora pinta con brillantes descripciones, cargadas de un simbolismo muy poderoso y sugerente. Por eso, las reflexiones atinadísimas de Han Kang a través de sus fascinantes personajes y su mundo complejo de sentimientos hacen de “La vegetariana” una obra que no dejará indiferente a nadie.
La sensación, la imagen que se viene a la mente mientras se lee la novela es que del libro salen ramas, raíces, hojas, flores que no son sino los gritos de ayuda de los protagonistas, sus intentos de salir de allí, de esa vida trivial e incolora, sus deseos de pureza y de autenticidad, de retorno a la naturaleza, alejada de la dura realidad que están abocados a vivir. Así, “La vegetariana” narra la historia de unos individuos que, en un mundo donde son obligados a ser normales y a hacer lo que se espera de ellos, viven con un miedo y autocensura continua de ser quienes son llamados a ser por las más profundas de sus entrañas, reprimiendo sus “locos” deseos. En cambio, esta brillante novela pone sobre la mesa una eterna pregunta: si no es el mundo quien está loco y aquellos que huyen de él y sus normas los únicos con cordura.
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