El suelo electoral del PSOE

Más allá de los masajes sociométricos con los que periódicamente José Félix Tezanos, director del CIS, coloca al PSOE por encima del resto de partidos del ARCO parlamentario -el último publicado el martes les da un 32,5 %, 6,5 puntos de ventaja respecto del Partido Popular que retrocedería hasta 26.1%-, hay una realidad que merece ser analizada.
Cuesta entender que, con la pléyade de escándalos relacionados con casos de corrupción -la trama de Ábalos, las "sobrinas" empotradas en los ministerios, las sombras sobre el rescate de Air Europa, la cátedra de Begoña Gómez, el enchufe del hermanísimo o la patética defensa de lo indefendible en el caso del Fiscal General del Estado--, Pedro Sánchez, al frente del PSOE, siga contando con un notable suelo electoral.
No es infrecuente oír decir a antiguos votantes socialistas que no se reconocen en la trayectoria actual del partido pero que, a pesar de todo, ellos nunca votarán al Partido Popular. Ante lo que hoy por hoy parece una lejana cita con las urnas, a lo sumo, ponderarían abstenerse. Nunca votar cambiando de bando. Y menos -es otro lugar recurrente- si resulta que el PP, para llegar al Gobierno, tendría que contar con los votos de VOX. Lo de Vox es una línea infranqueable y presenta un trazo transversal. Hay votantes del PSOE para quienes los pactos de Pedro Sánchez con Bildu -formación política nacida alrededor de antiguos miembros de la organización terrorista ETA- no supone ningún quebranto ético ni tampoco las vergonzantes cesiones al prófugo Carles Puigdemont a las que se ha visto constreñido Sánchez con tal de mantener el apoyo parlamentario de los siete diputados separatistas.
Cuesta entenderlo pero, cincuenta años después de la muerte en la cama del dictador, la deliberada prolongación de la sombra del antifranquismo rinde resultados políticos en varios ámbitos. Sin duda entre quienes vivieron y soñaron la Transición desde posiciones de izquierdas, pero también entre votantes jóvenes de menos 30 años que no saben muy bien lo que fue aquello pero que -vía los discursos de Podemos- compran las consigas antifascistas. Siendo cierto que los esfuerzos de Tezanos para complacer a La Moncloa han entrado en los dominios de la física recreativa no es menos cierto que el PSOE -con Sánchez dentro- mantiene un suelo electoral notable. En ese escenario, alejarse de Vox debería ser estrategia inaplazable del PP sí es que Núñez Feijóo quiere alguna vez celebrar las navidades en La Moncloa.