El asteroide YR4 ya no supone una amenaza para la Tierra en 2032

El asteroide YR4 ya no supone una amenaza para la Tierra en 2032

Las recientes observaciones del asteroide 2024 YR4 han permitido a la comunidad astronómica refinar su trayectoria, concluyendo que no impactará contra la Tierra en diciembre de 2032. Según el Centro de Coordinación de Objetos Cercanos a la Tierra de la Agencia Espacial Europea (ESA), la probabilidad de colisión ha descendido al 0,001%, dejando al asteroide fuera de la lista de riesgo de la agencia.

"El haz más estrecho ahora se está alejando de la Tierra", afirma Olivier Hainaut, astrónomo del Observatorio Europeo Austral (ESO), entidad que ha realizado un seguimiento detallado con su Very Large Telescope (VLT). Este anuncio alivia las preocupaciones suscitadas en los últimos meses, cuando las estimaciones iniciales situaban la probabilidad de impacto en hasta un 3%, el nivel más alto registrado para un asteroide de tamaño considerable.

Una amenaza en observación

El asteroide YR4, detectado en diciembre de 2024, tiene un diámetro estimado de entre 40 y 90 metros y fue identificado como una potencial amenaza debido a su trayectoria inicial. Su inclusión en la lista de riesgo de la ESA llevó a una Campaña intensiva de observación en múltiples observatorios internacionales, con el VLT de ESO proporcionando datos esenciales para calcular con mayor precisión su órbita.

Los análisis preliminares indicaban que la probabilidad de impacto superaba el 1%, un umbral que activa protocolos de vigilancia y mitigación de desastres. La Red Internacional de Alerta de Asteroides emitió una notificación, alertando a los grupos de defensa planetaria sobre el posible riesgo de colisión. La creciente precisión de los modelos llevó la probabilidad de impacto a un preocupante 3% el 18 de febrero, convirtiéndolo en el objeto con mayor riesgo registrado de los últimos tiempos.

Un riesgo finalmente descartado

Sin embargo, las observaciones realizadas al día siguiente con el VLT de ESO permitieron corregir la trayectoria del asteroide, reduciendo la probabilidad de impacto a la mitad. En los días siguientes, con más datos de telescopios de todo el mundo, la posibilidad de colisión descendió hasta prácticamente desaparecer.

Este comportamiento en la estimación de trayectorias sigue un patrón bien conocido. "La órbita de un asteroide es como el haz de luz de una linterna: al principio es más amplio e incierto, pero a medida que se recopilan más datos, se vuelve más preciso", explica Hainaut. En este caso, las observaciones iniciales apuntaban directamente a la Tierra, aumentando la preocupación, pero conforme se ajustaron los cálculos, la amenaza se disipó.

El episodio reafirma la importancia de la vigilancia astronómica y la cooperación internacional para la detección y seguimiento de objetos cercanos a la Tierra, un esfuerzo crucial para la seguridad planetaria.

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