Los gastos en rearme

 Los gastos en rearme

Viva y cotidianamente trágica sigue la invasión de Ucrania por parte de Rusia, una guerra que cumple ya tres años.

Al tiempo, el presidente Donald Trump ha situado a los países integrados en la OTAN ante el escenario de una posible retirada de la Alianza. Dicha amenaza ha encendido todas la alarmas, colocando a los europeos ante un escenario políticamente vidrioso: aumentar el gasto en rearme a sabiendas de que semejante decisión divide a una parte de la opinión pública de los respectivos países. En el nuestro algunos dirigentes se han apresurado ya a rescatar los discursos pacifistas y las viejas consignas de cuando el "no a la guerra".

Algunas de esas declaraciones le hacen a uno dudar de sí estamos ante una epidemia de ingenuidad o ante una subida de la tasa de cinismo tan frecuente por otra parte en la política española. Valga como ejemplo estas palabra del ex Presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero: "En vez de más ejércitos, los gobiernos deberíamos tener más diplomáticos de la paz, más "peacemakers" de la sociedad civil". Tal cual. Llegados a este punto quizá algún lector piense que estamos tardando en decírselo a Putin. Más que nada para ver sí compra lo de la "diplomacia de la paz" y retira sus tropas de Ucrania. Pero Zapatero no está solo en ese registro de buenismo o de ceguera interesada en relación con lo que habría que hacer con los gastos de Defensa ante la situación creada por el cambio de Washington.

Los socios de izquierdas de Pedro Sánchez - Podemos, Izquierda Unida , Bildu, Comunes, Chunta, Compromís, BNG - no apoyan el incremento de la partida destinada a gasto militar. De "locura belicista" la han calificado algunos de ellos. Sabido que el presidente ha comprometido en Bruselas un aumento (hasta el 2%, aunque piden ya un 3%), la única salida que ofrece la situación es pactar el apoyo del Partido Popular. La anunciada reunión de Sánchez con Núñez Feijóo, con independencia del resultado -el PP parece dispuesto a apoyar el incremento del gasto pero bajo determinadas condiciones- servirá para transmitir fugazmente un espejismo: la imagen de la cantidad de problemas políticos que nos habríamos ahorrado sí lejos de la polarización que gangrena la vida política española, como sucede en Alemania, también aquí estuvieran normalizados los pactos entre los dos partidos más importantes del Parlamento. Pero ya digo, solo será un espejismo.

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