Religión en el comedor escolar

En general, los partidos de izquierda son grandes entusiastas del laicismo en la escuela y procuran desterrar las enseñanzas sobre la Religión.
Precisamente, por ello, me ha sorprendido que el ministro de Derechos Sociales y Consumo, Pablo Bustinduy -que viene de Podemos- plantee llevar la religión a los comedores escolares, dentro de su plausible reforma del menú, según constará en un Real Decreto, que parece que entrará en vigor el curso que viene.
Además de aspectos positivos como que entren en las comidas el pescado, aunque sea congelado, y las legumbres, parece que en los comedores se respetarán las limitaciones alimentarias por motivos religiosos, lo que me parece bastante problemático y de difícil aplicación. No veo sencillo que los directores de las escuelas -sean públicas, privadas o concertadas- puedan garantizar que los alumnos musulmanes vayan a comer carne según permite la ley islámica, o sea, sacrificar al animal con un corte en la yugular y dejándose que se desangre durante horas. Asimismo, parece difícil que no haya rastros de cerdo en la elaboración de las comidas escolares. Por otro lado, los alumnos judíos deberán ingerir comida kosher y, volviendo a la carne, los directores de las escuelas y los cocineros deberán asegurarse que el animal sacrificado, que se vaya a servir, haya sido bendecido, previamente, por un rabino.
Claro que, como vivimos en una sociedad cada vez más intercultural, no será raro que haya un alumno de alguna familia budista, y entonces no podrá tomar ni siquiera el pescado que quiere incorporar el ministro, porque el budismo huye de alimentos procedentes de seres vivos que hayan sido asesinados.
El partido del que procede el señor Ministro, Podemos, es partidario de expulsar la Religión de las escuelas, pero a lo mejor en Sumar ha cambiado de opinión y quiere que, despachada de las aulas, esté presente en los comedores.
Siempre ha sido muy complicado dirigir un grupo escolar y, como huido de la enseñanza, siento una lástima tremenda por mis antiguos compañeros, quienes amén de protegerse de la violencia de los padres de sus alumnos puede ser acusados de maltrato religioso por haber servido morcilla -¡con sangre de cerdo!- a un pobre niño musulmán.