La inmovilización del caos
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Hay un cuadro del siglo XVII que inspiró a los surrealistas fascinados por el mensaje visual del mismo.
Fue André Breton quien lo rescató del trastero de algún aristócrata fallecido. También motivó poderosamente al gran Alejo Carpentier (1904-1980), cuyos primeros tanteos en lo que luego habríamos de llamar "realismo mágico" latinoamericano, aparecieron en su universal obra "El Siglo de las Luces".
El cuadro se llama "Explosión en una catedral". Se atribuye a un tal Monsu Desiderio (1640) y plasma las fracciones de segundo posteriores a la explosión dentro del templo. Foto fija del desastre cuando ya es inevitable, pues los arbotantes, los artesonados, las columnas, son piezas suspendidas en el aire antes de desplomarse.
Es la paralización del desmoronamiento, la inmovilización del caos, lo que se avecina. Y el columnista lo evoca como metáfora del minuto y resultado que está viviendo el mundo de ahora mismo, con permanentes alusiones a un nuevo orden mundial, el retorno a la ley del más fuerte, la sustitución de valores por intereses, etc.
Estamos ante algo parecido al derrumbamiento del templo que habitamos en esta parte del mundo en base a la triada de las tres colinas europeas: Acrópolis (Democracia), Capitolio (Derecho) y Gólgota (Humanismo Cristiano). Todo eso es lo que se tambalea en las narrativas importadas de la Casa Blanca desde la llegada de su nuevo sheriff, Donald Trump, y sus extravagantes amigos.
Una foto fija, la inmovilización del derrumbamiento, da para mucho en los tanques del pensamiento occidental. Por ejemplo, para salir al paso del pánico historicista que genera odiosas comparaciones con la llegada de Hitler al poder tras 14 años de democracia liberal. También en aquellas vísperas de una tercera tragedia europea (después de la guerra Franco-prusiana y la primera guerra mundial), funcionaron las campañas de desinformación (la democracia como artefacto perverso de judíos y comunistas), la irresistible ascensión del ultranacionalismo (Alemania, primero) y el imperio de la ley del más fuerte.
Pero, como digo, la foto fija también aporta claridad estratégica. Soy de quienes creen que la ola "trumpista", esa burbuja irracional de formidables efectos mediáticos. revertirá más pronto que tarde. El estado de pánico generado por las disparatadas propuestas de Trump (lección de democracia, la guerra como negocio, fabricación de bulos...) ha reactivado una cordada europea (Francia, Reino Unido, Alemania, España) dispuesta a reivindicar el imperio de la razón, la ley y el respeto a los derechos humanos, con un efecto colateral deseable: la voluntad compartida de construir, con o sin la ayuda de los Estados Unidos, un futuro escudo militar propio frente al expansionismo ruso. Ese es el camino.
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