Los dos hidalgos de Verona en el siglo XXI

El jueves, 10 de abril, se estrenó una adaptación de la primera obra de Shakespeare, “Los dos hidalgos de Verona”, en el Teatro de la Comedia de la mano de la Compañía Nacional de Teatro Clásico.
Esta fecha no es casualidad pues, el director Declan Donnellan y el encargado del diseño y la escenografía, Nick Ormerod quisieron fundirse, como dijo Shakespeare en boca de Proteo, en la “belleza insegura de un día de abril” (Calpe, 1922) con una propuesta escénica capaz de hacer reír, emocionar o enfurecer de un momento a otro.
Sin renunciar al lirismo de la obra y a su ligereza, llega a nosotros una versión de “Los hidalgos de Verona” que se acerca más a la época actual, a través del vestuario y de las sutiles adaptaciones de la línea argumental.
Ambientada entre Verona y Milán, “Los dos hidalgos de Verona” narra la historia de Valentín (Manuel Moya) y Proteo (Alfredo Noval), dos amigos cuya relación se pone a prueba cuando ambos se enamoran de Silvia, la hija del duque de Milán (Rebeca Matellán). Esta pasión repentina lleva a Proteo a olvidar a Julia (Irene Serrano), su primer amor.
La escenografía es innovadora con respecto a otras que ha llevado a cabo la compañía. Ormerod busca un simplismo que al mismo tiempo llama la atención porque se aleja del tiempo propio de la obra.
En el centro del escenario hay una pantalla que emite imágenes y rótulos que ayudan a situar al espectador en el lugar de los hechos. Está acompañada únicamente por la iluminación, que guía espacialmente al público en el transcurso de la obra, y por la música, que crea una atmósfera que ayuda a transmitir los sentimientos de los personajes.
Sin embargo, lo que capta mayor interés es el vestuario y cómo el diseñador ha jugado con los colores para representar el amor que sienten ambos protagonistas por sus amadas. Al principio de la obra, Julia lleva un vestido rojo y Silvia un traje azul. Asimismo, Proteo tiene una corbata roja y Valentín una corbata azul, aunque esto no es así siempre: según las situaciones de cada uno de los personajes sus atuendos van cambiando.
En la obra de Shakespeare encontramos diferentes relaciones amorosas y de amistad. Aunque en esta adaptación se ha podido ver un nuevo vínculo entre Silvia y Julia, esto no quiere decir que hayan añadido escenas ni diálogos entre ellas. Pero las amadas observan todo desde una tercera persona y cuando ocurre algo se miran y se hablan a través de gestos y expresiones… Están juntas desde el principio y al público le da la sensación de que se conocen de hace tiempo y de que se apoyan mutuamente. Esta impresión es posible gracias al gran trabajo de las actrices Irene Serrano y Rebeca Matellán, que han sabido captar la esencia de los personajes.
Por otra parte, aparece un recurso especialmente divertido que desempeña, sobre todo el actor que hace de Proteo, Alfredo Noval. Ocurre cuando los personajes en escena hablan de él: en esos momentos, Noval adopta una actitud de PNJ (personaje no jugador), porque mientras el resto de personajes dialogan, él realiza actividades aleatorias, que no corresponden tanto con la estética de la obra, como hacer flexiones, pero que potencian el efecto cómico de la escena, permitiendo, además, que los demás puedan moldearlo a su antojo.
Aunque el mayor reto interpretativo se lo ha llevado la actriz Goizalde Núñez, encarnando el papel de Lanza, el sirviente de Proteo. Es admirable su capacidad de interrumpir momentáneamente la narración sin romperla, hablando directamente al público y haciendo de sus monólogos algo a destacar de la función. Esa ruptura de la cuarta pared es una apuesta arriesgada, pero que Goizalde ha llevado a cabo a la perfección, porque ha conseguido el propósito de hacer reír al público.
“Los dos hidalgos de Verona” es un clásico que hace reflexionar sobre cómo se construyen el cariño y las relaciones en todas sus formas. Y aunque la compañía ha acercado la historia a la actualidad, el amor es universal. Valentín no entendía las indirectas de Silvia en la época de Shakespeare, pero a día de hoy tampoco… Por eso, nos sigue haciendo reír y nos hace reflexionar sobre la forma en la que amamos. Para quien ha llegado hasta aquí y le interese conocer cómo se encuentran Valentín y Proteo en el Siglo XXI, la obra estará disponible en cartelera hasta principios de junio.